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La Cuartilla

El Consejo Nacional de la Magistratura. Impecable

El trabajo recién realizado por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), ha puesto de relieve que en República Dominicana los mecanismos institucionales articulados por la democracia, funcionan, están en su mejor momento y se debe apostar por su fortalecimiento cada hora de cada día.

Para las distintas posiciones vacantes, cinco miembros en el Tribunal Superior Electoral (TSE), con sus respectivos suplentes y cuatro en la Suprema Corte de Justicia, fue notorio el amplio espectro de oportunidades, prestigiosos juristas de todo el país, abogados e incluso miembros de la judicatura de significativa y reconocida solvencia moral, así como representantes del ministerio público, hombres y mujeres consagrados a una vida dedicada al Derecho, a la academia, tuvieron la oportunidad de ser vistos y escuchados, mientras los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura formulaban preguntas oportunas, dinámicas, conceptuales, que dejaron entrever la capacidad intelectual y la conceptuosidad de los aspirantes. Los días jueves 13, viernes 14 y sábado 15 de este mes de julio, el pueblo dominicano pudo ver y escuchar, a través de canales tradicionales de televisión, redes sociales y la Dirección General de Comunicación (DICOM), a un Consejo Nacional de la Magistratura sobrio, desprejuiciado y enfático en sus preguntas técnicas a los aspirantes. No hubo gato por liebre, el proceso, según todo lo que se pudo apreciar, llevó una altísima dosis de ecuanimidad.

La democracia dominicana ha ganado otra batalla de vital importancia, se han validado los contrapesos establecidos para articular un Consejo Nacional de la Magistratura que destacó la ecuanimidad, el rigor y la confrontación de ideas entre sus integrantes, encabezados por el presidente Danilo Medina, y las contrapartes del Congreso Nacional del principal partido de oposición, en este caso el senador José Ignacio Paliza y la diputada Josefa Castillo, del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

La población asistió a un proceso ejemplar. República Dominicana, en el actual contexto que vive América Latina, se sitúa entre los países en los que la democracia es fuerte y sus procesos y sus libertades públicas se forjan cada día, con procesos cotidianos evidentes.

Lo que queda es preparar el escenario para que los nuevos integrantes del Tribunal Superior Electoral, principal foco de interés político de las dos instituciones cuyas matrículas fueron completadas, realicen un trabajo idóneo, como se espera que harán, ayudarlos a encontrar una atmósfera propositiva adecuada, sin la mácula de los cuestionamientos por adelantado y con la convicción de que el país ha avanzado sobre el camino de la institucionalidad.

Ese mismo pueblo que ha visto un proceso que según ha dicho el vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), Servio Tulio Castaños Guzmán, cumplió con la debida norma, también debe estar vigilante de que ese proceso no sea trastornado desde la trinchera del descrédito político articulado por grupos opositores que muchas veces no entienden que es al país a quien conviene estructurar instituciones fuertes más allá del “pistolerismo” y las ráfagas altisonantes de la falta de argumentos y de lógica estratégica que obnubila la razón y el buen juicio.

Es cierto que todavía quedan muchas debilidades en la democracia dominicana y eso es evidente. Pero esta realidad palpable tampoco puede ser óbice para que no veamos un horizonte positivo cuando se realizan procesos hasta ahora impecables como el protagonizado por el Consejo Nacional de la Magistratura que recién culmina con éxito, a pesar de voces agoreras y juicios trasnochados.

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