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FUERA DE CÁMARA

¿Barrios pobres?

La República Dominicana no sólo es atacada en Europa por el tema haitiano… También por sus cárceles --a pesar de la reforma penitenciaria que imitan otros países--, y por el problema de la vivienda en los barrios pobres, pese a los esfuerzos del Gobierno para rescatar a miles de familias de la marginalidad extrema.

Sobre esto último, la periodista española del periódico El País, Lola Huete Machado, escribió dos largos artículos con el título “Los Otros Paraísos de la República Dominicana: una crónica sobre la desigualdad de vivienda y vida en un país de referencia para el turismo que oculta y no soluciona la pobreza de más de un tercio de su población”.

Ella parte de una denuncia previa de las ONGs Casa Ya y Oxfam International sobre la precariedad habitacional, y llega a sus propias conclusiones sobre las áreas más paupérrimas de la capital y San Cristóbal, el pueblo donde nací y que conozco tan bien… Aunque no aporta ninguna novedad, cuando salen informes de esa naturaleza se piensa que hay alguien detrás tratando de perjudicar nuestro país, pero nunca se dice quién ni los beneficios que obtienen.

La tragedia del hábitat en las zonas pobres no es diferente a la de ningún otro país subdesarrollado. Aún hay territorios desarrollados, como la misma España, que no han superado ese escollo. La diferencia está en que “los sin techo” españoles ocupan inmuebles casi siempre rescatadas por los bancos de hipotecas morosas, y los del tercer mundo ocupan terrenos estatales para construir sus casuchas.

Los famosos “okupas” España tiene a los famosos “okupas”, que son aquellos que si en cierto tiempo avistan un apartamento, un local comercial o una vivienda sin ver a nadie entrar ni salir de allá, la ocupan a la brava. Si algún día el propietario se entera, tendrá que agotar múltiples instancias judiciales para -con suerte--, recuperar su posesión 5 ó 6 años después.

Mientras dure el caso, no tiene derecho a entrar al inmueble porque el usurpador puede denunciarlo por violar su privacidad. Así como se lee.

Sin importar las intenciones, la publicación de Lola Huete contiene algunas observaciones retomables. Una de ellas es que aún con su racha decenal de crecimiento, nuestro país sigue con problemas muy vitales sin resolver.

Otro punto de su trabajo señala que el presupuesto de publicidad del gobierno supera al de vivienda. No es verdad ni aporta cifras que sustenten esa mentira.

Pero si así fuera, semejante desatino estaría ocurriendo en los gobiernos del partido de Juan Bosch a quien jamás se le hubiera ocurrido permitir que algo así sucediera… Porque una ejecutoria robusta y de alto nivel de popularidad, no necesita invertir tanto en su imagen.

Las dificultades reales No se trata de una simple dificultad de casuchas ni chabolas, como le dicen en España, porque la pesada funcionalidad de Santo Domingo afecta a todos sin discriminación: es la congestión del tráfico, la escasez de agua, los apagones, la basura, la inseguridad y poco civismo.

El país, que no solamente Santo Domingo y San Cristóbal, precisa ser restaurado pensando en la gente, pues usualmente y en todas partes se reurbaniza más para adecuar la circulación vehicular que la peatonal. La construcción de nuevas ciudades por parte del Estado no debería ser la norma en una nación tan pequeña.

Tampoco la construcción de túneles y elevados en los centros urbanos porque le restan encanto en tanto que arrabalizan.

La restauración de las ciudades y la ampliación de servicios urbanos en el campo limpiarían la cara del país, prolongarían la tendencia de expansión económica y, por efectos de arrastre, mejorarían los demás servicios públicos.

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