Tiempo para el alma

“Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender”. Mr. 6:52.

¡Bienvenida yo al club de los torpes! Si me voy a la lógica humana es difícil entender que se haya podido alimentar con unas pocas raciones a cinco mil hombres y que luego de este mayúsculo milagro, en la madrugada Jesús simplemente camine sobre el agua para acercarse a los discípulos que ya estaban lago adentro en sus embarcaciones. Torpes ellos y torpe yo si penamos que le vamos a encontrar explicación a este despliegue sobrenatural. Estas cosas se asimilan única y exclusivamente a la luz de la fe. Piensa en lo siguiente: vas en tu carro junto a tu familia, conduces en una carretera oscura a alta velocidad, de un lado un declive y del otro una montaña, se atraviesa una vaca y no hay tiempo para frenar. El impacto es inevitable, pero nadie muere, ni siquiera nadie termina con un rasguño o una lesión en el cuello, el vehículo continúa sin problemas su marcha y tus hijos no se dieron cuenta del choque y continuaron cantando la canción infantil que tenían puesta en el iPod. ¿Tiene lógica todo eso? ¿Lo puedes entender? Definitivamente no, solo sabes que es un milagro. Mis queridos lectores, no pretendamos ser superdotados, solo aspiremos a un corazón sensible al amor de Dios.