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ORLANDO DICE

Firmeza familiar

BUEN ÁNIMO.- Los familiares, amigos y relacionados que aprovechando el privilegio del horario visitan a los imputados de Odebrecht, salen con la mejor de las impresiones. Buen ánimo y confiando en Dios, pero también en las autoridades que deberán corregir en apelación la “injusticia” del juez Francisco Ortega. Todavía ninguno se quiebra, ni se avergüenza, y menos se resigna a su suerte. La esperanza suya no es verde, y por tanto no se la podrán comer los burros, y al parecer sí será lo último que perderán. Incluso sorprende la cercanía, la buena miga entre los reclusos, y como la condición de víctima por igual borra las afiliaciones. Cuando de un partido van a ver los propios, saludan y conversan con quienes en situación normal serían sus oponentes. La desgracia une y la solidaridad fluye. Aunque de seguro no será una actitud permanente, y deberá llegar el momento que para salvarse unos tendrán que fastidiarse otros. Ley de la vida, espíritu de selva. ¿Cómo se alimenta el tigre o el león si no sacrifican al inocente cervatillo cuya velocidad no es suficiente para escapar de sus garras?

QUITADOS DE BULLA.- ¿Qué saben los reclusos de Odebrecht que no quienes observan a distancia los acontecimientos, y no esperan nada bueno, sino todo lo peor? Conviene decir que hay visitas y visitas. Que no es lo mismo el compadre, el vecino, que el compañero de partido, mucho más si es dirigente. Una visita de Reynaldo Pared, o de Monchy Fadul, debe valer más que la de mil militantes de base. Y por igual de Chu Vásquez. Palabras de aliento un día, pero no al siguiente o subsiguiente. Pues a cada queja debe corresponder un recado. Aunque igual se sabe que hay temperamentos disímiles, y personajes a los que conviene mantener sedados con promesas, vanas pero creíbles, pues no necesitan chispa para coger fuego. -¿Por qué fulano dijo eso? -Bueno, tú sabes...

ENTRE FACTORES.- La situación de los reclusos de Odebrecht depende mucho del factor externo. Aquí se suma o se resta, pero afuera o desde fuera se multiplica o divide. De Brasil podrían venir otras revelaciones, y en un sentido o en otro, por lo que la situación de algunos podría mejorar o agravarse. Brasil, por la forma como se maneja con otros países, no tiene interés en víctimas, y mucho menos en víctimas favoritas. Si sus autoridades quisieran dañar honras por el solo placer de hacerlo, fueran más abiertas, decididas, y entregaran todo el material. Con los Estados Unidos la cuestión sería diferente, pues interesado en controlar situaciones, circunstancias y personas, nunca se queda fuera de juego. Además, el Procurador fue allá, y regresó con lengua partida y poco hablar. La fábula anda quitando visas, pero sigue siendo fábula.

INDAGATORIA PENDIENTE.- La fábula siempre se la da de exagerada, pues hasta ahora no hay indicios de que el caso Odebrecht o el proceso judicial sean monitoreados o manipulados por el gobierno norteamericano. El no tener embajador acreditado o que el encargado sea discreto no facilita las cosas. Se recuerdan las buenas relaciones entre James Brewster y el anterior procurador Francisco Domínguez Brito. A menos que por razones de estrategia quiera guardarse la forma. La parte del soborno que afectaba a Estados Unidos fue resuelta por los fiscales norteamericanos sin cárcel. Con multa, con indemnización. Contrario a los fiscales brasileños, y a los dominicanos. Ahora, y es un punto importante, queda pendiente otra investigación. La del sobreprecio de las obras, que será filete y no huesos de sopa, y posiblemente en ese guiso si quieran meter la cuchara y probar a las autoridades estadounidenses.

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