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Tiempo y paciencia

Falta menos que antes. El tiempo es de paciencia. En Ciencia Política varios pensadores aconsejan la paciencia cuando se lucha contra una tiranía. Plutarco en Gracia decía que “la paciencia tiene más poder que la fuerza”. Rousseau señalaba que “la paciencia es amarga, pero su fruto es dulce”. Jean de La Fontaine apunta que “la paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia”.

Venezuela lleva ya cincuenta días de lucha en las calles contra la dictadura de Nicolás Maduro y el militarismo. Ya no hay pueblo donde no se registren enfrentamientos contra los policías y militares del régimen. Es Pariaguan, Cumaná, Valera, La Villa del Rosario, Santa Cruz de Mora, Guanare, San Felipe, Acarigua, Barinitas, Socopó, San Félix, El Guarataro, Ciudad Bolívar, Los Teques, San Antonio de los Altos, Puerto Ayacucho, San Diego en Carabobo, es la Venezuela profunda que se alza en rebelión.

El estandarte de esta gesta lo llevan Caracas, todo el Táchira y Mérida. Los gochos dicen que si es por ellos “Maduro se va”. La represión del régimen, que ha causado cuarenta y nueve muertos, cientos de detenidos y heridos en varias ciudades no logra detener el ímpetu de gigantescas manifestaciones que a diario piden libertad, elecciones, justicia.

La comunidad internacional está respaldando esta brega. Cada vez más, el Papa, la ONU, OEA, Unión Europea, Parlamentos del mundo que se reunirán próximamente en Brasil, Organismos No Gubernamentales, coinciden en que la salida a esta grave crisis es las elecciones generales ya, que Maduro y la camarilla que lo respalda se niegan a aceptar. A la dictadura venezolana solo la respalda Cuba, Bolivia y Nicaragua, gobiernos parásitos del petróleo venezolano.

Pero más allá de las manifestaciones en el exterior contra los que disfrutan del dinero robado al erario nacional, comienzan a producirse corrientes subterráneas que la prensa nacional no puede en noticia rebelar. Van en aumento las deserciones de la tropa, policías que en voz baja le dicen a los estudiantes continúen en la lucha, tenientes que discuten con sus superiores las ordenes que les dan, entre las cuales están las de más represión.

Aumentan en los barrios las trancas en las vías, los cacerolazos cuando aparecen personeros del régimen, la inasistencia en las aulas de escuelas, liceos y universidades es patética, los productores del campo están siendo víctimas de amenazas, como las hechas por Vielma Mora en el Táchira, debido a que no quieren enviar sus verduras a las ciudades por los saqueos en caminos de que han sido objeto sus transportes.

Las Academias Nacionales y Regionales han condenado la constituyente ilegal convocada y a la vez han protestado por los abusos de la guardia nacional. La Conferencia Episcopal mantuvo valientemente su posición de rechazar la convocatoria de Maduro a una nueva constitución como excusa para no hacer elecciones. Todo indica que vamos por buen camino. Y como dice Santa Teresa “la paciencia todo lo alcanza”.

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