Actuamos con moral social o política

En el juego mediático en torno a Odebrecht subyace el concepto de moral. Aclarar esto sería un debate a destiempo entre Hostos y Maquiavelo. Ambos talentos hablaron en tiempos pasados y para públicos distintos. Ambas exposiciones tienen que ver con la esencia de las actuaciones del ser humano y su proclividad a la hipocresía.

El puertorriqueño Hostos, educador que influyó en este país, escribió su Moral Social en Santo Domingo, obra publicada en España en 1906.

El ponía acento en que la moral es tarea de cada quien, que debemos actuar dentro del marco ético. Obras y no publicidad. El florentino Maquiavelo decía que muchos sueños de gobierno se quedan en el aire porque el Estado se maneja dentro de la moral política.

En el caso que nos incumbe me voy al término medio para enfocar la esencia del debate público o soterrado, con origen en una empresa corruptora y los políticos. Si bien el criticado y poco leído Maquiavelo trazó las bases de la ciencia política que rige el mundo, no es menos cierto que sus teóricas ideas siguen chocando con la moral cristiana que nos rige.

La experiencia mundial demuestra que no se puede gobernar con la moral cristiana. Cada estado, cada gobierno, cada entidad política se gobierna con las leyes de la oportunidad. Esa doble moral, la política y la cristiana, galopan en el mismo caballo. Las personas con poder a todos los niveles no solo políticos, actúan como ventrílocuos: dicen lo que el público quiere oír dentro de nuestra moral judeocristiana, pero son palabras. Los hechos son los que cuentan.

Exigimos a los demás actuar dentro de la moral social. Nosotros nos manejamos con la moral política. Vivimos un sistema dual; las leyes se aplican a los atrapados en falta. No es castigo al mal hacer sino a la idiotez de dejarse coger fuera de base.

Las trampas son tan antiguas como las actuaciones, pero son malas cuando alguno carga con la culpa de ser agarrado en ella.

Miremos para atrás o delante y veremos ejemplos procedentes de todas partes. Los estados actúan para preservarse a sí mismo. Cuando algo atenta contra la estabilidad o la razón de ser, se tala, se mutila la causa y luego se buscan las reparaciones o las excusas. Los cínicos modernos actúan desde su propio púlpito.

Se ha descubierto a Odebrecht. Es un caso más. Vendrán otras.