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EL BULEVAR DE LA VIDA

Bancas, preguntas y advertencias

DE BANCAS Y COLMADONES Junto a los colmadones y los drinks, las bancas de apuestas son el alma y el motor de la economía y la delincuencia de nuestros barrios. De allí surge, directa o indirectamente, y según corresponda, lo peor de cada casa, el “boroneo” bienvenido, el juego como enfermedad que en el pobre es suicidio, la droga maldita, el sicario implacable, la prostitución de menores para satisfacer a mayores. En fin, que entre estos tres negocios habita el infierno distribuido según la responsabilidad de cada quien. Pero resulta que ni bancas, colmadones ni drinks pueden operar sin los permisos correspondientes de las agencias del Estado. O sea, que es el Estado y su “permisología” quien determina la existencia de estos negocios. Y se oye el bolero que tanto cito, “¿Y entonces?” El país se desparrama, mientras la anarquía avanza sonriente y burlona.

UN EJEMPLO Hay decenas de ejemplos de este destape de arrabalización y anarquía. Veamos uno: La pasada semana, en un barrio “populoso y bebentino” de la parte alta de la capital, una joven feliz y borracha, motivada por los gritos de sus compañeras –más borrachas que ella– se subió al bonete de una camioneta de la PN que cruzaba por el lugar en labores de patrullaje, y sobre el improvisado escenario brindó un show porno erótico a los parroquianos de la calle. Las imágenes se hicieron virales en las redes. Todos los presentes rieron menos la autoridad de una PN que disminuye cada día, burlada o temida pero nunca respetada. ¿Y hacía dónde marcha un país sin respeto a la única autoridad con el uso exclusivo de las armas y la represión en sus calles? ¿Cuál es el destino de una bullanguera nación en cuyos barrios una banca de apuestas, un drink o un colmadón, tienen mayor influencia, poder y relación con el mismísimo poder, que la escuela, el liceo, el club, la iglesia? Son preguntas…

PREGUNTAS VERDES Metidos ya en tema de las preguntas, más de una de ellas amerita urgente respuesta, porque, “tomando en cuenta lo implacable que debe ser la verdad” uno quisiera preguntar, “le urge tanto”, cómo explicar que miles de personas de clase media y provenientes de Santo Domingo, Santiago, Baní (y otras grandes ciudades del país) profesionales liberales con oficio, morenas deslumbrantes de armas tomar y exitoso ejercicio profesional, ay, abogados y médicos con sobrado prestigio en sus provincias, todos ellos inviertan su tiempo y sus recursos en participar en unas marchas que buscan –y han logrado– decirle al país que en el tema de la corrupción y sobre todo en el de la impunidad hemos “tocado el fondo”, que tanto he dicho que dijo Celaya. Claro que entre los verdemarchantes hay macos y hay cacatas, por supuesto que marchan prestigiosos y desprestigiados, protestadores de oficio sin oficio y preocupados y ocupados ciudadanos de trabajo; corruptísimos y respetables, sí, pero marchan, todos marchan, con toda o con ninguna autoridad moral, pero marchan, y además con toda la razón del mundo, joder, que lo mucho “hasta Dios lo ve”, o la María Magdalena se lo muestra.

MI VIEJA ADVERTENCIA ¿Hacia dónde llevará este movimiento de indignación en crecimiento? Esa es otra pregunta cuya respuesta la encontramos más en el Poder (con mayúscula) dominante, (o sea, entre la alcurnia de la partidocracia reinante y los príncipes del capital) que en los marchantes/caminantes verdes. Solo una advertencia: La alternativa a lo que existe hoy, de seguro no será Negro Veras o Julián Serulle, Virgilio Bello Rosa o Ventura Camejo, un Lalane José de los de Samaná o un Pérez Cuevas de los del ISA, sino lo peor de cada casa, un Berlusconi con Trump, una Le Pen ya Madura, y en ese plan. Entonces, reaccionen, muy señores, estamos al borde del abismo, sólo falta que por falle la economía (porque subió el petróleo, bajó el turismo, subió el dólar o cayeron las exportaciones) y alguien, desesperado, nos pida dar un paso al frente. Una vez más, queda aquí mi penúltima advertencia.

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