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FUERA DE CÁMARA

Violencia escolar

Poco a poco -y casi sin darnos cuenta-, nos hemos ido convirtiendo en una sociedad violenta, agresiva, intolerante, peligrosa. Esa actitud hostil comenzó en el seno de la familia y salió a las calles hasta llegar a las escuelas y penetrar las aulas por encima de la autoridad magisterial, del orden, de la disciplinaÖ La violencia, en sentido general, constituye un acto de agresión intencional que va desde una ofensa verbal hasta un homicidio para dominar, controlar, agredir o lastimar a otro. Generalmente, comienza con una fricción en que el más fuerte emplea la fuerza física, psicológica, económica o política contra el más débil. Para la psicología no es una conducta innata del hombre sino aprendida o inducida por el medio donde se desenvuelve. Naturales son el conflicto y la agresividad. El conflicto no siempre degenera en violencia. Se puede manejar creativa y constructivamente para mejorar. Al igual que los animales, los humanos traen la agresividad al nacer. Es el impulso que les sirve para estar alerta, defenderse y adaptarse; se reputa como biológica y está regulada por reacciones neuroquímicas. Una cultura y un entorno adecuados pueden moderar y transformar la agresividad en instinto social. De lo contrario la convierte en violencia, la cual se da en la familia, en la escuela, en el trabajo y en cualquier espacio físico y ahora virtualÖ

Ö Como está ocurriendo ahora mismo en la sociedad dominicana donde ese instinto violento se enseñorea para ocupar espacios impensados hasta hace solo unos años.

... Desigualdad culpable Los casos de las fílmicas que están causando revuelo son puntuales a juzgar por el empeño que ha puesto el Gobierno para construir un sistema educativo de clase mundial. En Argentina hubo un estudio que no encontró correlación entre violencia escolar y zonas de bajos ingresos. Tampoco entre violencia y pobreza, pero sí entre desigualdad y violencia. Ese estudio detalla que en las escuelas con suministro igualitario de materiales y alimentación se dan menos trifulcas que en aquellas donde cada familia surte a sus hijos como pueda. Lo más preocupante de las imágenes puestas a circular en las redes sociales es la actitud de los demás escolares. Cuando se trata de un rifirrafe entre iguales, se les ve celebrando como si estuvieran en un circo romano. Frente a las riñas desiguales, exhiben indiferencia por el dolor del agredido al no intervenir masivamente para frenar el abuso. En el último caso viral no se vio a la profesora en un primer plano tratando de defender a la niña agredida. Peor aún, fue un vídeo difundido luego en un programa de televisión donde se ve al veterano profesor quien al ser cuestionado por un periodista sobre otra refriega entre dos jovencitas, dijo que la profesora no tenía fuerzas para separarlas “porque son tan gordas como los peleadores de sumo”, y reveló que las peleas son normales y que el alumno que no peleaba “era un gallina”.

... Actualización docente Luce evidente que ese profesor no ha sido enrolado en los cursos de actualización docente. Su manera de pensar va en línea con lo que generalmente se ve en cualquier familia promedio: “Si te dan, dale más duro; no seas pendejo, no seas pariguayo, peleaÖ”Ante la imposibilidad de destinar un policía en cada aula, es recomendable diseñar e implementar un sistema preventivo para las peleas similar al de los centros de diversión donde hay probabilidades de altercados, que tienen un equipo de seguridad que interviene para sofocar el más mínimo intento de colisión. En las escuelas sería cuestión de orientar a los alumnos para que intervengan en masa ante cualquier atisbo de intercambio de golpes. Así los estarían transformando de sujetos a agentes preventivos de la violencia. Pero habría que empezar con los maestros...

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