Tiempo para el alma

“Si ando en medio de angustias, tú me das la vida”. Sal. 138:7.

Esto también pasa cuando estoy en medio de tristeza, de decepción, de confusión, de esos asomos de amargura que tanto minan el alma. En esos momentos siento de manera especial tu presencia y la paz que me transmite esa sensación inconfundible de cercanía y de intimidad emocional y espiritual. “Tú me das vida”, Señor, pues si fuera por mí quedaría, si no paralizada, al menos estancada o triste o resentida o confundida o amargada...

No es que no tenga la capacidad de reinventar mis fuerzas, es que cuando potencio lo espiritual, lo meramente humano o material se fortalece.

Tanta es mi necesidad de ti, mi Dios, que cuando paso breve o prolongado tiempo fuera de esa especial comunión contigo, me siento como Superman frente a una verde montaña cubierta de Kryptonita. Me debilito fuera de la fuente espiritual, me fortalezco cuando voy a la fuente, me da vida.