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Desenrédeme esta tripa

Tengo un enorme despiste con esto de la homologación del acuerdo Procuraduría-Odebrecht. Primero, porque se partió de un dato ofrecido por el delincuente confeso, es decir la empresa, de que había otorgado 92 millones de dólares en sobornos para lograr adjudicación de contratos de construcción en el país. ¿De dónde salió esa cifra? ¿Fue comprobada por la autoridad dominicana vía alguna auditoría o revisión de documentación, luego de más de un mes esperando antes de allanar las oficinas locales de la firma, lo que pudo haber servido para esconder datos fundamentales? Lo segundo que me tiene despistado: Aparece Ángel Rondón como la persona a quien se le entregó ese dinero y éste confiesa que es cierto, pero que no fue dinero para sobornos sino pagando su servicio de representante local de la firma, en una labor más o menos parecida a la de los lobbistas. La autoridad parece aceptar el argumento, pero no sé si Rondón presentó las pruebas de haber recibido ese dinero y pagado los impuestos correspondientes. Si así fue y todo el dinero fue para un solo bolsillo, ¿cómo es que ahora se negocia con la delincuente bajo la premisa de que, en la fecha establecida por ella (¡Dios mío!), revelará los nombres de los que recibieron sobornos en el país? ¿Y no había quedado establecido que no hubo tales sobornos, sino “pago de comisión por intermediación”?

Sí creo que la señora de Joao Santana habló verdad al decir que no recibieron pago de Odebrecht por su trabajo a la campaña de Danilo Medina, porque no es verdad que si Odebrecht aportó dinero lo pagaría directamente, ni lo enviaría con Joao o su esposa. Ese tipo de jugada, cuando se hace, (y no sé si se hizo), es no dejando rastro vía personas o transferencias bancarias. ¿Cómo, por ejemplo?: Enviando el dinero en avión privado que aterrice en un aeropuerto no muy concurrido, como el de Samaná o el de La Romana, y allí un helicóptero le esperaría para transferir el dinero a su destino final. Sería un mecanismo que no dejaría con qué probar nada.

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