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PUNTO DE MIRA

1965: Abril de las libertades

La guerra revolucionaria del 24 de Abril de 1965 fue el mayor movimiento de masas del pueblo dominicano en el Siglo XX. Armados y decididos a morir en el intento, escribimos en las calles las letras del himno nacional.

Jóvenes procedentes de todo el país nos juntamos para dibujar con pólvora y plomo nuestro rechazo a la soldadesca opresora porque “Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo, indolente y servil; si en su pecho la llama no crece, Que templó el heroísmo viril,”. Nuestra generación, que demostró una vez más su disposición de morir en el empeño, carecía de conocimientos políticos, pero con acciones expresó que ningún pueblo podrá ser libre “Si es indolente y servil”.

Los miembros del Movimiento 14 de Junio “en bélico reto de muerte” volvimos a lanzarnos a las calles con entusiasmo libertario. Enfrentamos y derrotamos los golpistas que desalojaron la democracia en 1963 y también nos opusimos a las tropas invasoras norteamericanas levantando con valor “nuestro invicto glorioso pendón”.

En nuestro calendario patriótico, Abril del 1965 fue una demostración de que el pueblo “ser libre merece”.

Los jóvenes “verde y negro” del 1j4 lideramos la decisión de tener una patria o morir en el intento.

A partir de la guerra nacional todo el mundo comprendió que no había retorno. La lucha por las libertades continuaría en cualquier terreno y fecha. Las libertades de asociación, expresión del pensamiento y de tránsito se obtuvieron con más sangre y luchas. Hoy los dominicanos critican y se oponen sin que la cárcel y la muerte lleven luto a los hogares.

A partir del 1965 los altibajos de la política no han impedido que se mantengan las elecciones aunque las camarillas que se agazapan en contra de las libertades siguen poniendo zancadillas a la marcha de la justicia. El río de la democracia avanza por esos meandros, seguro que cada generación hará su trabajo. Somos un país amante de la libertad. Nuestra historia se escribe con tinta de sangre. Así somos y seremos. Aunque parezca que la juventud se aferra a valores superfl uos debajo de su piel las venas de la rebeldía corre. Cada vez que la patria convoque a los dominicanos al reclamo de su bandera seremos iguales que Duarte. No existe miedo en el dominicano. Es paciente y prudente.

La copa de la paciencia es grande pero tiene límites. Lo veremos.

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