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SONDEO

A los leones

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

El presidente Danilo Medina y el ministro José Ramón Peralta tenían que estar muy seguros, fundamentados - y hasta bien “orejeados” - para ser tan categóricos en su rechazo de que en la campaña del primero se aceptaran fondos de la Odebrecht y dar por sentado que en poco tiempo la verdad caería por su propio peso.

El gobernante - ahora exculpado por una de las figuras tenidas como piezas claves para sustentar las acusaciones en el país, la esposa del señor Joao Santana - ha hablado poco del tema, pero cuando habló fue tajante: “Que presenten las pruebasÖ la campaña nuestra fue financiada por empresarios dominicanos”. Mientras Peralta, de la confianza y cercanía absolutas de Medina, exhortó a no desesperarse, porque cuando en poco tiempo se tuvieran todas las informaciones, “la verdad se va a saber”. Antes de que la señora Mónica Moura testimoniara ante un juez de Brasil que la empresa hoy cuestionada no financió campañas electorales en República Dominicana ni en Argentina, aquí el influyente empresario José Luis Corripio (Pepín) expresó que no tenía dudas de que “la campaña de Danilo Medina se financió con aportes de empresarios dominicanos”.

Sin dudas, un muy oportuno espaldarazazo al presidente Medina, en un momento en el que algunos sectores políticos y mediáticos - sin dar tiempo a que se comprueben los hechos, a que se cumpla con los procedimientos y los debidos procesos institucionales o de ley- quisieran que simplemente a todo el que se mencione o se le quiera señalar en algo, comenzando por el propio Presidente de la República, se les “tire a los leones”, sin contemplación ni averiguación alguna.

La cuestión es que, al margen de que toda corrupción e impunidad siempre debe condenarse, la pasión, los intereses políticos o de otra naturaleza no pueden llevar a pensar que la única verdad es la suya o la que usted quiere oír, pero la del otro no importa ni vale, aunque se trate de la ley. Por lo pronto, con el caso Odebrecht las gradas quieren presos (el “tránquenlo” de otros tiempos), sin esperar pruebas ni cumplir con los procedimientos.

Además, ¿si unas palabras anteriores de Mónica eran buenas (para el morbo), por qué las de ahora no lo son? Asimismo, si en la homologación del acuerdo Procuraduría- Odebrecht, el magistrado Vargas fue aplaudido porque lo rechazó y dijo que no era la vía, ¿por qué al otro juez que acogió el expediente llegado otra ruta se le quiere crucificar? Con prueba o sin ella, hay gente de todas maneras con su posición tomada y su encono y planes claros. Por eso, y pese a todo lo que se aclare, pasan de la lucha “contra la impunidad” , a pedir la “renuncia” de Danilo.

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