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FUERA DE CÁMARA

PN: ¡Peripatética!

Un país puede vivir sin Ejército, sin Marina, sin Aviación --como Costa Rica--, pero no puede vivir sin Policía porque lo devora la delincuencia. En todas partes del mundo la Policía administra el monopolio de la represión porque es la única forma de garantizar la seguridad pública. Y eso entraña riesgos, muchos riesgos. Y también abusos, muchos abusos...

En algunas partes --como en Chile, la Policía, llamada Carabineros, una derivación de “Carabinieri”, que le llega de Italia--, forma parte de una casta cuasi militar que recibe beneficios sociales de primer orden: casa, educación y transporte escolar para los hijos, seguridad médica y de vida, salario mínimo de 14 mil dólares al año, jubilación digna y ascenso por escalafón riguroso.

Ya antes de Pinochet, esa policía existía... Pero a partir de él adquirió otra connotación.

Hay otras policías que operan con carácter privado o de la municipalidad, y sus miembros tienen que ser tratados con similares privilegios porque en cualquier parte ser policía constituye un trabajo de alto riesgo que requiere ser reconocido y compensando justamente...

Para ingresar al Cuerpo de Carabineros es imprescindible haber completado el ciclo académico del nivel secundario, y luego pasar por entrenamientos que en el menor nivel debe durar tres años para ingresar como conscripto, el primer grado en el escalafón.

Los entrenamientos son tan rigurosos y requieren tal preparación física, que menos del 30 por ciento de quienes son admitidos para ingresar a la academia terminan siendo carabineros. La deserción es elevada en el primer mes de entrenamiento y la regia disciplina se ocupa del resto.

Entonces... ¡a la calle! El resultado es que al terminar el entrenamiento de tres años, esos policías son guardianes del orden público y garantes de la seguridad ciudadana, tienen entrenamiento militar para cualquier eventualidad, están bien equipados --desde la moral hasta las armas--, y preparados para ofrecer primeros auxilios, asistir parturientas en emergencia y en práctica de resucitación... Están listos para afrontar cualquier evento en el servicio.

Claro, un analfabeta que quiera ingresar a la policía chilena no puede hacerlo. Además del grado escolar, los aspirantes a la academia tienen que pasar por un rigor psicológico que determinará no sólo su actitud ante el peligro, sino el área donde pueden ser mejores servidores policiales. Y si tienen propensión a la violencia, quedan excluidos de forma automática.

Los residenciales de los carabineros en Santiago hay que verlos. Se trata de viviendas modernas dotadas de los servicios propios de barrios de clase media, con escuelas incluidas, hospitales para todos los niveles de asistencia, clubes recreativos, estadios de fútbol, canchas deportivas.

Como dije, el salario mínimo anda por los 1,200 dólares al mes, que aquí vienen siendo unos 60 mil pesos, y les garantizan 14 salarios al año; a los hijos los transportan a la escuela o a la universidad, les dan desayuno, almuerzo y merienda y los retornan a sus casas al terminar la tarde; tienen seguridad social de amplia cobertura, plan de retiro y estímulo por distancia...¡Pero hay un problemita...!

... ¡Nos pusimos locos! Una mañana iba camino a la embajada en Santiago de Chile cuando de pronto me encontré con un tranque enorme en la principal vía troncal de la ciudad. Se trataba de un mitin de carabineros exigiendo mejorías en sus condiciones laborales y de vida... Mi chofer, un sargento, me hizo este comentario: ¡Nos pusimos locos, pó! Como desencadenante de ese acontecimiento ocurrido en 2006, en el primer gobierno de Bachelet, los carabineros de Chile obtuvieron mayores privilegios, pero se rompió el principio cardinal del estamento policial: la disciplina subordinada a la jerarquía de rango... ¡La dañaron!

... Desde entonces es otra la policía de Chile... Mañana veremos el patético caso dominicano.

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