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EN LA RUTA

Reiteración

La marcha del pasado domingo en Santiago fue la reiteración de lo sucedido el 22 de enero en el Distrito Nacional donde la voluntad popular se manifestó en contra de la corrupción y en reclamo de sanciones para los culpables.

Y si bien es cierto que la manifestación sirvió de cofradía para mansos y cimarrones, al igual que la primera, pero más organizada (y patrocinada), la actividad transcurrió de forma cívica y las calles de Santiago se vistieron de verde dando paso a las más diversas muestras de creatividad popular.

El verde es el color de la esperanza pero en este caso lo que se quiere no es esperanza sino condenas para los involucrados en el expediente de los sobornos de la multinacional Odebrecht y que las mismas sean a su vez el inicio de una cruzada de castigo para aquellos otros casos que engrosan la gruesa sábana de impunidad que históricamente nos ha arropado.

La contundente protesta del domingo dejó claramente establecidas dos líneas; la primera, grande y sublime, de una población harta de reglas no escritas que permiten que quien la hace no la pague, y la segunda, reducida pero muy poderosa, de avivatos, corruptos y corruptores, que utilizando la causa para impulsar sus agendas ocultas, apuestan a un desbarajuste desestabilizador que les permita seguir utilizando sus mañas, o los aleje de una condena judicial.

Sin embargo, y haciendo el debido desbroce de aquellos que vestidos de verde y con una bandera anticorrupción que les queda grande buscan pescar en río revuelto, el del domingo fue un válido recordatorio a la justicia para que precisamente haga justicia y que antes del mes de junio dé señales de que así será.

Brasil, base nodal del caso Lava Jato, mega embrollo de política, políticos, empresarios y poder, que es la génesis de todo lo que acontece, reunió a los países salpicados y les advirtió que en junio empezarán a filtrar datos y nombres; quizás como para que estos armen sus debidos esquemas judiciales y se preparen para lo que habrá de saberse... y donde irremisiblemente rodarán cabezas. Pero a más de tres meses de destapado el caso, con una admisión establecida y un receptor de recursos identificado, es más que suficiente para que el Ministerio Público empiece a hacer lo que tiene que hacer, y como dijo el presidente Medina, caiga quien caiga.

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