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Derek Walcott

Junto a Saint John Persé y Aimé Cesaire, Derek Walcott (recientemente fallecido), forma una triada, donde desde pequeñas islas del Caribe (Martinica, Guadalupe y Santa Lucia), emergió la poesía con una dimensión universal, colocando en el mapa minúsculas geografías en esta zona del mundo, donde múltiples lenguas crean un espacio mágico.

Nuestra generación literaria buscó afanosa las obras de Persé y las encontramos en la biblioteca del poeta Máximo Avilés Blonda, quien con generosidad nos brindó su espacio vital y las atenciones de su esposa para que durante todo el día pudiéramos estudiar a este autor, al igual que Walcott, Premio Nobel de Literatura.

Cesaire combinó África y el surrealismo, dándonos en Cuaderno del retorno al país natal, una de las expresiones literarias más singulares en cualquier lengua.

En la III Semana de la Poesía, el viernes 21 de octubre del pasado año, con el auspicio de la Embajada de Francia el destacado artista Jacques Martial, Presidente del Mémorial Acte, recitó dicho poema en el auditórium Manuel del Cabral de la Uasd.

Derek Walcott en Omeros, la Odisea, el Reino del Caimito y otras obras, compendió una de las hazañas literarias más deslumbrantes de la poética contemporánea.

Su deceso nos obliga a internarnos de nuevo en sus imágenes, que conectaban a las zonas del Caribe con la literatura universal, colocándose en las más empinadas de las alturas posibles, a través de las palabras.

Cuando le anunciaron que había ganado el Premio Nobel preguntó: cuando se lo van a otorgar entonces, a Seamus Heaney ; poeta inglés a quien admiraba mucho y que obtuvo también el nobel unos años después.

Luego de ganar la presea más alta a que puede aspirar un escritor de cualquier país o lengua, estuvo en República Dominicana como invitado especial a la Feria Internacional del Libro y concitó, como era lógico, toda la atención de nuestro mundo cultural.

Fue en Costa Rica en el Año Internacional de la Afrodescendencia, cuando tuve la oportunidad de saludarlo nuevamente, su presencia en el evento fue limitada, pues su salud visiblemente ya disminuida, era protegida celosamente por su esposa y sus acompañantes.

Ahora con su muerte, seguro que renacerá el interés por releerlo y los que no lo han hecho, deben abrevar en las obras de un cultor y vencedor de batallas en los exigentes escenarios del lenguaje.

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