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PUNTO DE MIRA

Policías también son víctimas

La indignación que nos embarga por el aumento de la delincuencia o falta de seguridad no debe hacernos perder la visión de la realidad: Los policías también son asesinados. No tienen que ser vistos como culpables del estado actual de las cosas. Hay una deficiencia estructural a tomar en cuenta.

En el pasado hasta se formaron comités barriales de vigilancia por la agresividad de los delincuentes. Durante el gobierno de Hipólito Mejía hubo un incremento del ajusticiamiento popular, esos peligrosos actos en los que el público hace justicia por propia mano. Este tipo de eventos ha disminuido, pero sigue presente.

El gobierno debe evitar por todos los medios que el estado de inseguridad desborde la paciencia social. No es con acciones de emergencia ni eventos de corta duración sino un plan de cumplimiento escalonado para restablecer la autoridad.

Desde hace mucho tiempo existen programas para hacer mapas de la delincuencia. Hay perfiles pre hechos y planes de seguimiento a los delincuentes por medios digitales que están al alcance de cualquier agencia interesada.

Si los mismos no se adecúan a nuestra realidad, cosa que dudo, tenemos técnicos calificados que lo hacen a la medida de nuestra realidad. El combate a la delincuencia no debe ser únicamente físico. También hay que ejercer la inteligencia con agentes internos para ubicar con tiempo los potenciales y peligrosos elementos patógenos que se incuban en los barrios. El nivel de ataque de esos sujetos se ha tornado tan cotidiano y nefasto que un amigo, abatido emocionalmente por el asalto contra su esposa, expresó que “por suerte sólo le robaron”.

Vemos como un favor que los bandidos nos dejen con vida.

Así no podemos vivir, sobre todo si hay medios y formas de erradicar la delincuencia común.

Muchos miembros de la Policía y la Fuerzas Armadas han sido asesinados en los últimos años. La mayoría de las veces no en actos de servicio sino asaltados para despojarlos de sus armas de reglamento. Sus familiares han quedado en la orfandad. Esas vidas al servicio de la sociedad fueron tronchadas por la delincuencia. Han sido blanco de bandidos sin entrañas.

Reitero a las autoridades que los agentes deben estar armados únicamente en servicio.

En el País Vasco para eludir la ETA los militares salían a las calles vestidos de civil. Salvemos los policías de la delincuencia.

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