El rey del merengue

Los pueblos crecen en la medida que reconocen a sus grandes hombres. En el arte tenemos un exponente de lo que ha sido el mejor intérprete de merengues en nuestra historia. Su gracia al interpretarlo y su criolla composición, son ejemplos de una escuela de estilo único que nadie ha podido imitar. La identificación con su pueblo, con sus expresiones y refranes, han trascendido por su don creativo.

Merengues como: “Jardinera”, “Madam Chuchú”, “La Patrulla”, “Chiquito pero Tupío”, “Feliciana” y “El Merengón”, son exponentes de su inagotable talento y sensibilidad. En los años 40s, en sus diarias presentaciones a través de la HIZ, don Paco Escribano anunciaba a Joseíto con cariño paternal como su hijo. Su presencia en los escenarios, cines y teatros, con su afinado acento y sus bailes acompasados de coreografía precisa, mantienen en la mente de todo un pueblo su gracia sin igual a través de los años. Al escribir estas líneas me siento orgulloso de José Mateo Tamárez, Joseíto, del poblado de San Isidro, paraje de Juana Brava del D. N., nacido el 6 de abril de 1920. Intérprete de varios géneros musicales, se destacó en la guaracha, el bolero y el son, grabando con el Sexteto Enriquillo de Manolo Minaya. En la década de los 40s, Héctor Díaz hizo la letra y Medardo Guzmán puso la música del famoso Merengue “El Negrito del Batey”, para que fuera interpretado por Joseíto Mateo. Actuó en Cuba, Venezuela, Puerto Rico, la Unión Norteamericana, algunos países de Europa, Curazao, Aruba y Haití. En 1955 salió del país junto a Luis Vásquez y Casandra Damirón para actuar en Radio Caracas y en La Habana; aupado por Alberto Beltrán, actuó con la Sonora Matancera. Hoy que en nuestro país se promueve la inmortalización del nombre de Joseíto como el “Rey del Merengue”, quiero desde aquí aportar el dato de que en los años 1958-59, Joseíto grabó dos LPs, realizados con la Súper Orquesta San José; el primero de ellos con el título “El Rey del Merengue”, como se le conocía, se le conoce y se le reconocerá por siempre. La vigencia o no en la actualidad de este gran intérprete no le resta ser el más importante merenguero dominicano desde la década de los 40s. Desde este espacio “Pensando”, siento orgullo de compartir la nacionalidad dominicana con el mayor intérprete del Merengue, hoy patrimonio de la humanidad, y que a través de su legado podremos exhibir hoy y siempre, una de las más grandes expresiones culturales de la dominicanidad. ¡Salve al Rey del Merengue!