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La desregulación de los mercados financieros

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DARIS JAVIER CUEVASSanto Domingo

Asistimos en la actualidad a una transformación profunda e impresionante de los mercados financieros mundiales sin precedentes en la historia financiera contemporánea, fruto de los avances del fenómeno de la globalización económica que predomina en la economía mundial. Pero que la misma está sustentada en una creciente integración e interconexión entre las economías nacionales como resultado de los cambios dramáticos que vienen produciéndose en el entorno económico en general y, junto a este, la arquitectura financiera global.

Es por tales razones que los mercados financieros internacionales presentan actualmente un elevado grado de globalización, situación que ha provocado que las fronteras entre estos y los mercados nacionales se hayan diluidos, dando paso al surgimiento de los mercados globales que ya trascienden las barreras nacionales, con una significativa actividad transfronteriza que supera al PIB de cualquier Estado. En esta dinámica, la tecnología de la información ha venido jugando un papel trascendental ya que la aplicación de tecnologías avanzadas a los mercados se traduce en una mayor competencia que se refleja en una reducción cuantitativa de los costos operacionales.

La dimensión de los mercados financieros alcanza su mayor trascendencia por el hecho de que estos tienen la función primaria de asignar los recursos económicos en el espacio y el tiempo, gestionan los riesgos de la misma y producen y administran los diferentes instrumentos financieros que dinamizan dichos mercados. Es así como la expansión y la transformación de la actividad financiera en las últimas tres décadas han sido espectaculares, y en la actualidad la importancia de los mercados financieros en la economía en un entorno de globalización creciente es uno de los fenómenos más significativo de la época.

Este enorme crecimiento de los mercados se ha sustentado y estimulado por tres factores fundamentales como son el incremento generalizado en la desregulación de los mercados, acompañado de los movimientos de capitales, la creciente inversión institucional y el incremento de la volatilidad. Justamente lo que ha motorizado un mayor dinamismo a los mercados financieros, es lo que le ha agregado un mayor coeficiente de riesgos, por tanto, en el clima económico actual y con el malestar del colapso del sistema financiero mundial de 2008 parece evidente que se necesitan una serie de actuaciones estructurales encaminadas a una mayor regulación y control sobre las actividades financieras.

Tales criterios se fundamentan en que ante la creciente desregulación en los mercados, esto ha permitido la aparición de innovaciones financieras de tal sofisticación y complejidad que las autoridades reguladoras han sido incapaces de calcular los riesgos implícitos, confiando en los modelos matemáticos de las propias entidades financieras, modelos construidos en base a la idea del fundamentalismo de mercado, es decir, de tendencia natural hacia el equilibrio. Sin embargo, las evidencias empíricas permiten concluir que esta idea ha probado ser falsa, con consecuencias catastróficas para la economía mundial, lo cual fue la justificación que USA haya implementado la Ley Dodd-Frank para contrarrestar cualquier repetición del fenómeno de la crisis financiera.

La literatura financiera nos recuerda que la desregulación y la liberalización financiera han logrado ganar y dominar espacio hasta la primera década del siglo XXI, siendo uno de sus hitos la revocación en 1999 de la Ley Glass-Steagall, de 1933, la cual prohibía la combinación entre bancos comerciales, por una parte, y bancos de inversión y otros servicios financieros por otra. Debemos recordar que dicha Ley fue la respuesta del gobierno norteamericano a las consecuencias del Jueves Negro y el Crack de la Bolsa de 1929, cuya derogación implicó asumir la cultura de la banca comercial especulativa de alto riesgo.

Bajo ese enfoque, entonces, podríamos interpretar que la globalización de los mercados financieros ha permitido la libre movilización de capital de alto riesgos y donde el sistema financiero internacional no cuenta con medios institucionales propios para enfrentar los desafíos de esta y la apertura general de los mercados. La globalización implica el surgimiento de nuevos poderes que trascienden las estructuras del Estado donde los riesgos financieros imperan la lógica del mercado.

Existen evidencias suficientes para desentrañar que la liberalización y las innovaciones financieras han tenido efectos nocivos en el sistema financiero global con el incremento de los riesgos de estos, expresados en el aumento de la volatilidad e inestabilidad de las economías y el incremento sin precedentes de la actividad especulativa a nivel internacional. Son esas experiencias y sus efectos macroeconómicos que elevaron con tensiones que se expresaron con la crisis del 2008, obligando a concebir la Ley Dodd-Frank, con la cual se protegía al sistema financiero de los gérmenes de los riesgos, sin embargo, ahora se procura modificar y con ello agregar más riesgos al sistema financiero de EE.UU y global.

El autor es economista

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