Adagio: “Es tarde para ablandar habichuelas”

Mañana miércoles 22 el pueblo dominicano despertará con la disposición de arreciar su lucha verde contra la corrupción y la impunidad.

La cúpula morada, por su parte, seguirá empeñada en mentir, maquillar o burlarse de las denuncias que gravitan sobre su imagen de sumar los gobiernos con mayor cantidad de funcionarios corrompidos en la historia dominicana.

Mientras el PLD intenta disfrazar lo que no se puede ocultar, se incrementa la indignación en una ciudadanía en alerta plena ante trucos artimañas y tácticas dilatorias.

Al la verde mañana de este miércoles se sumarán múltiples expresiones en incontables núcleos sociales dominicanos que no cejarán en la misión de ponerle punto a la impunidad.

El poeta dijo que se hace camino al andar y por eso no se pueden trazar rutas férreas que compliquen el avance impetuoso del movimiento social.

En Puerto Plata, Santiago, Baní, Licey o Villa Jaragua el sentimiento social asumirá los cauces y formas más variados en la articulación ciudadana.

Como las manifestaciones comunitarias apuntan a la confluencia, las concentraciones provinciales han de dar paso a las regionales en la escalada hacia una nueva marcha verde nacional.

Ya el Libro Verde es un hito irreversible que incide en el auge de las movilizaciones por doquier.

Como la creatividad de la calle no aguanta camisa de fuerza, peor para los poderes si tratan de inventar desatinos bajo la falsa creencia de que “el dinero lo puede todo”. Peor si se emborrachan con aquello de que “el poder es para usarlo”.

El Libro Verde avanza sin que se le pueda frenar, pésele a quien le pese.

Esa iniciativa no excluye otra que aporte y se oriente en la sumatoria de esfuerzos e intenciones.

“El pueblo unido jamás será vencido”.

En esa perspectiva, el Gobierno y sus bocinas pueden mentir, manipular y retorcer.

No es “poquita cosa” lo aguantado por el pueblo dominicano desde aquel 1996 cuando se habló del “camino bueno” y de preferir “pagar que pegar”.

“E’ p’alante que vamos”, fue la consigna del siniestro derrotero.

Hoy escuchamos cantares de dignidad nutriendo esta convicción colectiva: ¡Ni un paso atrás!