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FUERA DE CÁMARA

¿Y los corruptos?

Lo he dicho muchísimas veces, sin ningún sonrojo: con el tema de la corrupción abunda la hipocresía más que el interés legítimo de adecentar la función pública. Los partidos que han llegado al poder --incluyendo a los “modernos” cuando eran perredeístas--, la han fomentado más que combatidoÖ Para comprobarlo, echemos una ojeada al último medio siglo de democracia.

Los cívicos entraron al Palacio por la puerta del patio, y desde mediados de 1961 cuando asesinaron a Trujillo y comienzos de 1963 cuando llegó Bosch, las enormes riquezas del dictador y su familia --que pertenecían al Estado--, fueron saqueadas totalmente. Aquello fue tierra arrasada.

Bosch frenó en seco esa corrupción heredada de Trujillo, pero el propio sistema lo rechazó como Presidente y los militares --que eran los mayores corruptos--, lo derrocaron siete meses después y torcieron de forma perversa el curso de la historia.

A partir de entonces se entronizó en el poder uno de los períodos de mayor perversidad y latrocinio: un triunvirato que terminó compuesto por dos “prestantes ciudadanos” --un oligarca empresarial devenido político, y un brillante y farfullero abogado--, que condujeron el país a una guerra fratricida reclamando el retorno de la constitucionalidad. Fueron 19 meses de vergüenza nacional.

De la guerra salió el primer gobierno de Balaguer que llegó del exilio en medio de los tiros dizque a cuidar “a su pobre madrecita moribunda” --doña Celia Ricardo--, que a partir de entonces vivió para ver gobernar a su hijo durante los primeros ocho años de su longevo y represivo ejercicio del poder.

... Y después Guzmán Doce años después de llegar Balaguer al poder, en el año 1978 ganó las elecciones el hacendado Antonio Guzmán postulado por el PRD que llevaba 15 años en la oposición denunciando “corrupción sin límites” y proponiendo “adecentar el paísÖ”

A los cuatro años don Antonio se dio un tiro en la cabeza por el acoso a que lo sometió Salvador Jorge Blanco que había ganado las elecciones de 1982 proponiendo “manos limpias”, en obvia alusión a la corrupción que dijo permeaba el gobierno de su propio compañero de partido.

Al término de su mandato, en agosto de 1986, Jorge Blanco salió literalmente del Palacio a la cárcel bajo un cúmulo de acusaciones de corrupción sustentadas ante el juez Juan María Severino, de la Séptima Cámara Penal, por el doctor Marino Vinicio Castillo en su condición de abogado del Estado. Fue condenado a 20 años de prisión.

A Jorge lo reemplazó en el gobierno el propio Presidente sacado del poder ocho años atrás por “ladrón y asesino”, y se inició entonces un decenio de crecimiento económico fundamentado en transformaciones fiscales que viraron el país como una media y engrosaron los bolsillos de contratistas, cabilderos, políticos y logreros que se enriquecieron sin ningún pudor.

... Historia conocida Los últimos 20 años es historia conocida. A partir de 1996 se inició un período de crecimiento sostenido que ha más que triplicado el Producto Interno Bruto y generado riquezas incuantificables, parte de la cual ha pasado de un bolsillo a otro confundiéndose entre contratistas, suplidores, cabilderos, políticos, funcionariosÖ Hasta ahora, sin embargo, nadie puede atribuir de forma documentada que alguno de los presidentes de la República que ha tenido el país se haya enriquecido a costa del Estado. Esto es lo que se dice con burlona hipocresía:

-Balaguer murió “sin un chele colorao”;

-Guzmán salió del poder tan pobre como nació;

-Salvador murió en la inopia;

-A Leonel lo mantienen la Fundación y algunos amigos;

-Hipólito sigue como siempre, tirado a muerto; y

-Danilo saldrá con una mano atrás y otra alante..

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