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PANORAMA POLÍTICO

Válvula de escape: Devolución de 184 millones de dólares

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Guarionex Rosa | ANALISTA POLÍTICOSanto Domingo

La devolución de 184 millones de dólares al Estado dominicano por parte de la Odebrecht, como compensación por los sobornos cometidos por esa constructora en diversas obras, quita presión al régimen del presidente Medina, pero no resuelve todo el problema.

Al momento del anuncio parecía que el gobierno se encontraba bajo una fuerte presión de grupos empresariales y de la sociedad, algunos de los cuales alientan una marcha por la dignidad y contra la corrupción que tendrá lugar hoy en la parte alta de la ciudad.

Intereses muy variados entre los reclamantes y adherentes disimulados, para presionar al régimen de Medina por sus respectivas demandas, todos han aprovechado un momento que al parecer es clave, cuando las quejas son acogidas por la población.

Una marcha política en la forma y el fondo quizás obligue al régimen del presidente Medina a ser mucho más firme con la impunidad y los actos de corrupción, que en la calle se estiman recurrentes sin que haya consecuencias y sanciones aunque fueren mínimas.

Callado y afectado por la atomización, el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, verá a muchos militantes y aliados, que votaron mayoritariamente por ese partido hace solamente ocho meses, unirse a la marcha que podría ser una bola de nieve.

El silencio del partido oficial, quizás su mejor decisión, puesto que es poco lo que se puede decir ante los índices de la población del mismo partido que señala la riqueza desmedida adquirida por los funcionarios y el desprecio a la militancia.

Los otros partidos que participaron en las elecciones, todos muy pequeños, excepto el Partido Revolucionario Moderno, PRM, buscan sacar ventaja política de la presumida debilidad del régimen en el momento actual para tratar de tumbarle el pulso por demandas futuras.

Revueltos todos y animados por el sindicalismo empresarial que tiene una larga historia en la agitación de las masas en búsqueda de sus propias reivindicaciones, el régimen no ha tenido otra alternativa que aceptar el derecho de los ciudadanos a su caminata.

Hoy, los veedores de la política, encontrarán a mansos y cimarrones, antiguos aliados del PLD en sus dos regímenes, al término de cuyos desempeños, menudearon también las denuncias de corrupción, con jóvenes idealistas que no saben cómo ha funcionado el Estado.

Exigen firmeza El pasado viernes se publicó que más de medio centenar de organizaciones, muchas de ellas empresariales exhortan al gobierno de Medina “a actuar con firmeza, determinación y agilidad, aplicando todo el peso de la ley a funcionarios, ex funcionarios personas y empresas”.

Afirman los empresarios que el escándalo de la Odebrecht afecta la reputación internacional de la República Dominicana y la libre empresa, como consecuencia de la competencia desleal que ha hecho a muchas empresas salir del mercado.

Para los empresarios el trago pudo ser amargo dada la relación con el gobierno y los muchos favores que le debe porque si algo ha practicado el presidente Medina durante su mandato, ha sido favorecer al sector de los negocios sin importar lo que diga la calle.

La Odebrecht al parecer se sirvió con la cuchara gorda como se dice coloquialmente. Aseguró grandes obras mediantes coimas millonarias que al parecer iban a parar en parte a legisladores que tenían en sus manos aprobar los proyectos, así como a los políticos.

Ese patrón fue impuesto por la organización empresarial en varios países de América Latina, cuyos gobiernos han sometido los casos a los tribunales, lográndose en algunos acuerdos de indemnización como el anunciado por el procurador general de la República.

El procurador, el joven abogado Jean Alain Rodríguez, al hacer el anuncio sobre el pago de Odebrecht al Estado, dijo que el mismo no impedirá que se siga investigando, sin descanso y hasta las últimas consecuencias “caiga quien caiga”.

El daño político El daño político que la situación de intranquilidad pública, compartida por otras sociedades de la región que han sido movilizadas por los grupos de la llamada sociedad civil, no es algo que pudiera ignorar el liderazgo político oficial y el propio presidente Medina.

Hace solamente ocho meses Medina dejó “zapatero” al principal candidato de la oposición y obtuvo el 62% de las votaciones. Tenía una aceptación mayor de ciudadanos que de una u otra forma no pudieron materializar ese apoyo con su voto.

Que cómo puede haber caído el apoyo popular al régimen de Medina, si se entiende que tal cosa ha ocurrido, no es tan fácil de explicar.

Aunque el caso de la Odebrecht parece haber sacado de su tranquilidad a muchos ciudadanos, ello al parecer se refleja en la valoración del gobierno.

Poniendo ese caso aparte, el presidente Medina ha seguido con su agenda de trabajo que, beneficia a las grandes mayorías, hasta ahora indiferentes a los llamados de la sociedad civil para causas contra los señalados como corruptos del régimen actual y del doctor Fernández.

A mitad de la semana pasada, para citar solamente un ejemplo, el presidente Medina inauguró en San Juan de la Maguana, una escuela de 30 aulas, con lo que el sistema de Jornada Escolar Extendida llegó a 369 salones para beneficio de 11,149.

En la misma fecha el gobernante puso en funcionamiento en Pantoja un liceo de 30 aulas que beneficiará a una matrícula de 945. El presidente Medina se ha apoyado en la llamada “revolución educativa”, para pretender que en un año el país quedará libre de analfabetos.

La semana pasada el presidente Medina recibió en el Palacio Nacional y brindó atenciones al presidente electo de Haití, Jovenel Moïse, quizás el mejor de los candidatos que participaron en las últimas elecciones haitianas, de acuerdo a los intereses dominicanos.

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