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FUERA DE CÁMARA

Trump: ¡el miedo!

No me cuento entre quienes catalogan a Donald Trump como “un loco” que no sacará a los Estados Unidos de un permanente conflicto… Como tampoco dudé nunca que en la campaña electoral estaba diciéndole a los americanos lo que querían escuchar los americanos. Y por eso juró ayer como el 45 Avo. Presidente de la nación más poderosa del planeta.

Trump ha sido un triunfador en todo lo que se ha metido, y nada me hace creer que esta vez será distinto. Es probable que su éxito como presidente norteamericano radique en la política de shock que desde hacía tiempo venía exigiendo una sociedad cansada de reciclarse en su propia grandeza y patinando en los mismos anacronismos políticos de la post guerra.

De entrada, ha puesto a la humanidad patas arriba, y eso no es malo en tanto concentra la atención en cada cosa que dice y en cada paso que da, lo mismo cuando no dice nada ni mueve el dedo índice hacia el teclado del Twitter, como dice mi hijo Óscar.

Trump es un verdadero mago concentrando la atención pública mundial, su punto de partida para ganar su primer gran combate.

Muchos que le llamaron peyorativamente “el bocaza de la política” ignoraban que estaban subestimando su principal arma de campaña, y ya Presidente Electo no ha modificado su estilo ni parece que variará su personalidad tan espectacular aposentado ya en la Casa Blanca.

El mundo ha comenzado a seguir con atención desde ayer hasta “su nueva forma” de respirar, cómo mira, cómo camina, como gesticula, cómo habla, cómo trata a la servidumbre de la mansión presidencial, a sus secretarios, a sus colaboradores políticos, a sus funcionarios… Tan impredecible como su personalidad desde que irrumpió como tromba en la política norteamericana, ha sido su comportamiento como Presidente a tan solo algunas horas del acto de jura.

¿… Cuál Establishment? Mucho se ha especulado sobre el corset que constituiría para Trump el llamado Establishment norteamericano --esa figura innominada que refiere los círculos institucionales del gran poder del Norte--, que eventualmente frenaría sus ímpetus aparentemente incontenibles.

Trump ha seguido invariable su discurso de cambios en la estructura económica estadounidense y ya antes de asumir en el día de ayer había comenzado a desmantelar el programa icónico de su predecesor en el campo de la salud, el ObamaCare, lo mismo que iniciado la estructuración de un gabinete presidencial con parte del sector conservador por antonomasia de los Estados Unidos.

Los grandes de la industria automotriz reaccionan temerosos de las penalidades financieras a que están amenazados si continúan expandiendo sus inversiones fuera del territorio estadounidense, en una política económica considerada regresionista que busca evitar la fuga de capitales.

… La reacción adversa Obama logró casi el pleno empleo en sus últimos dos años. Según las últimas estadísticas, el desempleo en EE UU ni siquiera llega al tres por ciento de la población económicamente activa, y sería un logro de Trump mantener esa tendencia.

Él se ha propuesto renovar el servicio exterior completo.

Hace un par de semanas pidió la renuncia de todos los embajadores acreditados en el exterior, incluyendo los de carrera que constituyen por lo menos el 65 por ciento.

La diplomacia norteamericana tiene por norma rotar a sus embajadores cada tres o cuatro años.

El 35 por ciento de los embajadores de los Estados Unidos, tradicionalmente, son designados a discreción del Presidente y casi nunca son objetados por el Congreso, que debe refrendarlos, al igual que aquí.

Es absolutamente inusual —mas no ilegal—, que un nuevo Presidente solicite la renuncia de todos los embajadores, como ha hecho Trump…

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