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VIVENCIAS

El llamado y la metonimia

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Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

Leo testimonios de creyentes que aparecen en artículos de opinión y no alcanzo a comprender ni lo expuesto como tampoco su lógica de comportamiento en la vida diaria.

¿Por qué? Aplico a esta situación -permitiéndome una licencia en cuanto a su alcance y contenidola metonimia, figura retórica de pensamiento que consiste en designar una cosa con el nombre de otra.

La metonimia es un recurso literario utilizado como sustituto de algunos términos y que estos tengan un significado de mayor repercusión en lo que se persigue con lo escrito y pretende comunicar el escritor.

Desde esa perspectiva mediante la metonimia se nombra a una persona o cosa asociado a algo que la identifique, como por ejemplo al autor con su obra. Por otra parte en cuanto al llamado, el evangelio escrito por el apóstol Juan (1,29-34) que es profundamente eclesiológico, aun cuando el término ekklesia no aparece ni una sola vez en este, presenta a Jesús como el enviado de Dios, que no es más que una alusión al elegido (en griego eklektos) que aparece en Isaías 42,1 y que reconoce en Jesús al Siervo de Yahvé: “He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi Espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones”.

De modo, que tomando como referencia a Jesús como elegido de Dios, no basta simplemente con que el creyente acepte el llamado que le hace Dios y luego continuar viviendo una doble vida, manipulando la doctrina cristiana y el modelo de Jesús, en lo que denomino un tríplice modus vivendi: mezquindad, mentira y manipulación.

Que equivale a un trípode apoyado en la falsedad, la infidelidad y la traición.

Los que tienen la dicha de ser llamados a la maravillosa experiencia de saborear desde la vida temporal el reino de Dios, deben actuar fiel y lealmente, evidenciando su creencia confiados en que no basta con dar testimonio de un encuentro personal efímero con Jesús y que éste es el Hijo de Dios, sino de -utilizando una metonimia- echar mano de la vida eterna a la cual hemos sido llamados actuando como Jesús en las situaciones que se presenten y no bajo un supuesto cristianismo que no se vive y mucho menos se practica.

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