Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Calamidades e incapacidades

Avatar del Listín Diario
JOAN BOSCH I PLANASSanto Domingo

Más calamidades han terminado de asolar Haití. Y, ahora, además, el cólera amenaza con añadir víctimas, sobre todo de menores de edad por ser las más vulnerables. Cuando todavía el país estaba lejos de recuperarse del último terremoto, un huracán se llevó lo poco que quedaba en pie y las intensas lluvias que tomaron el relevo han barrido de tal manera el territorio que aparenta no tener vida a excepción de los desconcertados desplazados que, si han sobrevivido al huracán, ahora habrán de sobrevivir al hambre. Una expedición de kilómetros de largo de ayuda humanitaria sin precedentes procedente de República Dominicana, llegó a tierras haitianas como también de los Estados Unidos y España, pero no de Francia de quien Haití llegó a ser colonia. Pero, ¿realmente es este tipo de ayuda la que necesita este país? ¿Se ha de esperar que catástrofes de tal magnitud vayan sucediéndose para tener que enviar ayuda humanitaria y acto seguido desentenderse convencidos de que se ha hecho lo mejor? Tener el sobrenombre del país más pobre de Latinoamérica no es difícil con las circunstancias actuales de Haití. El país está situado en el centro de un conglomerado de fallas geológicas y placas tectónicas que se asocian con la gran placa de América del Norte; Los problemas con la red eléctrica agrava la deforestación y la madera llega a ser la principal fuente de energía mientras al mismo tiempo se degrada el suelo y la vegetación; Se construye desordenadamente y con medios frágiles alrededor de las ciudades más pobladas y en las vertientes de los cerros ya sin árboles, y en las riberas de los ríos las cabañas y construcciones vulnerables son expuestas al peligro. Tierras erosionadas, producciones agrícolas que se pierden constantemente, la falta de carreteras, las carencias de una organización de alcantarillado, el defi citario sistema de la salud, la inestabilidad política, la corrupción… Es la incapacidad, no la impotencia. Ahora que el país está bajo mínimos, quizá sea el momento de que ingenieros, urbanistas y arquitectos de gobiernos sólidos y transparentes construyan por no tener que contar muertos sino los vivos que reclaman solamente vivir sin miedo.

Las últimas semanas del pasado año han sido dolorosas también para la República Dominicana, de rebote por el huracán Mattew y por las fuertes y persistentes lluvias que han devastado zonas turísticas del norte del país, principales por su economía, que no se han detenido hasta que las inundaciones provocadas por los ríos y las presas han destruido núcleos de poblaciones enteras. Dominicana, sin embargo, cuenta con infraestructuras - algunas necesitadas de más mantenimiento, también, en la capital-, que logran atenuar los empujes naturales, acaecidos, esta vez, después de más de tres años de sequía inusual en el Caribe.

El autor es investigador y escritor

Tags relacionados