La doble moral

El lobismo, apoyado en la legendaria actividad del tráfico de influencias, ha sido un mal que se arrastra desde la Edad de Piedra, la Edad Media, y más recientemente, los siglos XIX, XX y ni hablar del XXI. La realidad en la búsqueda de dinero a través del soborno y la sobreevaluación como métodos de gran efectividad, no debe sorprender ni lastimar a los que hoy levantan el cetro de la indignación.

Los mecanismos aupados por la decadencia social tocan las puertas de todos los estamentos y estratificaciones que se conjugan en una sociedad. En pocas palabras, tuvieron que meterse los gringos a reclamar la parte que a ellos no les tocó porque para nadie es un secreto, que en esa sociedad cuando el rey dólar se queda en su territorio, las sanciones son muy benévolas.

Cabe señalar, en esta columna “Pensando”, que desde el poder nadie le ha entrado a la oligarquía financiera reinante desde hace casi 200 años en el Estado suizo, donde la legislación, sistema ideológico y burocracias electorales, están estrechamente adaptadas a sus necesidades, gracias a un siste- ma bancario hipertrofiado, garante del secreto bancario y la cuenta de número, que sirve como encubridora del sistema capitalista mundial. Es fácil entender que estos sistemas crean la complejidad para que los gobiernos africanos, latinoamericanos y asiáticos, no tengan la posibilidad de recuperar algunas de las riquezas de sus antiguas dictaduras. En el caso del narcotráfico, con su espectacular lavado de dinero, encuentra garantías con algunos respetables bancos sin que pase nada.

En los años 80’s, se conocía que la CIA se vio envuelta en escándalos que la vinculaban con varias redes de tráfico de drogas; este tinglado, como forma de financiar las guerras secretas u operaciones negras que desarrollaba la agencia de inteligencia por todo el mundo. Recordemos quiénes hicieron llegar grandes cantidades de heroína de la zona del sudeste asiático a las calles de EEUU, para financiar sus operaciones secretas contra las guerrillas comunistas.

En la guerra contra Afganistán, las tropas talibanes de Osama bin Laden, apoyadas por la CIA y el servicio secreto de Paquistán, el ISI; se dedicaban al financiamiento de plantaciones de opio, cada vez que ocupaban una región en su guerra para derrotar a los soviéticos.

¡Cuánta “doble moral”!