¿De dónde proceden las riquezas?

Amí me impacta, me ha impactado siempre, aquel texto bíblico del primer libro de Crónicas, desde las historias de Israel, en el capítulo 29, versículo 2, cuando David, que venía de una familia muy pobre, de pastores, el más pequeño de su familia, se encuentra allá como rey; después de conseguir una gran casa, se planea incluso conseguir un gran templo a Dios, él se ve inmerso en todas esas riquezas y dice, te doy gracias Dios mío, porque de ti proceden las riquezas.

David encuentra que el origen de sus riquezas viene de Dios, él se involucró en la vida, él se metió en la vida, él trabajó y se encontró con todos esos bienes en la mano.

Lo mismo hay que preguntarse en la vida ¿De dónde proceden mis riquezas? Hay personas que pueden decir, esas riquezas provienen de Dios, provienen de mi trabajo, de mi herencia, y Dios bendice a David y bendice sus riquezas. ¡Gracias Dios mío por las riquezas que tengo! Pero hay que decir la verdad, hay personas que no pueden decir, Dios mío, gracias por las riquezas, porque han sido robadas, vienen fruto de la corrupción, fruto de la corrupción política, empresarial; hay gente que no puede, como David, dar gracias por sus riquezas. Ojalá que nosotros podamos dar gracias por las riquezas que tenemos y hacer de ellas un bien, y aquellos, como dice el evangelio, que quieran recibir las gracias de Dios por las riquezas tenidas o mal habidas, repártanlas, entonces podrán decir, Señor, reparte estas riquezas, te doy gracias, porque las riquezas mal habidas las estoy haciendo llegar a otros más necesitados que yo.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.