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FUNDACIÓN MUCHACHOS CON DON BOSCO

Danilo Medina y el aborto

Cuando yo tenía unos seis años, vi saliendo de la parte trasera de una clínica, un perro que se había adueñado de un feto, tirado al zafacón de desperdicios, y al que aferraba fuertemente en sus fauces.

Esta imagen quedó indeleble en mi memoria y me ha trabajado toda la vida. Poco a poco fui decodificando el hecho del que había sido testigo, hasta comprender la tragedia de esa situación de la cual yo había sólo observado la parte final.

Mi convicción a favor de la vida y en contra del aborto tiene una fuerte motivación y carga emocional, debido a esa experiencia vivida; pero posee sobre todo unas raíces deontológicas, éticas, científicas y no digo religiosas, porque los que promueven el aborto le huyen a lo religioso como el diablo a la cruz.

Estoy luchando por la vida y contra el aborto desde que era un jovencito. Antes era más fácil, pues los contrincantes de entonces no eran pesos pesados como ahora lo son la ONU, Amnistía Internacional y organismos que surgieron para defender la vida y los derechos humanos, pero que ahora están caminando con la cabeza para abajo y los pies para arriba.

No teníamos tampoco el Goliat que fue capaz de cambiar, como por arte de magia, la opinión de los diputados del período gubernamental anterior, con sólo una carta dirigida al entonces Presidente de la Cámara de Diputados. Al clarín de esa carta mágica los diputados fueron capaces de decir SI, donde unos días antes habían dicho NO, sin ningún remordimiento de conciencia constitucional, al hacer pedazos, con una alegre alzada de manos, los artículos 37 y 102 de la Carta Magna.

Que fue capaz también de mantener en suspenso, por largos meses, al poderoso Tribunal Constitucional, hasta evacuar finalmente su sentencia en que la tangente del 102, le sirvió de muleta para dejar de pronunciarse sobre el 37.

La primera posición pública del Lic. Danilo Medina a favor del aborto, la escuché en el primer período de gobierno del partido que hoy dirige la Nación, cuando él era Secretario de la Presidencia. Al paso de los años, pensé que eso había sido echado al baúl de los recuerdos.

Pero lo que antes había sido una respuesta ocasional motivada por la pregunta de un periodista, ha resultado ser una posición ideológica que, si bien no tiene asidero científico y mucho menos humanístico, sí tiene el peso avasallante que emana del poder político y que ha encontrado eco en quienes consideran, incluso de partidos de la oposición, que eliminar una vida inocente es señal de progreso y desarrollo.

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