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ORLANDO DICE

Abinader y el PRSC

LOS PRIMOS, NO NÚMEROS.- El excandidato del PRM Luis Abinader, y el presidente (ahora sí en funciones) del PRSC, Ito Bisonó, son primos, y se saludaban como primos, y se trataban como primos, con profundo cariño y gran respeto, hasta que aparecieron los beneméritos Quique Antún y Rogelio Genao y se metieron en el medio. Ahora Abinader no quiere nada con el primo Bisonó y todo con los aliados Antún y Genao. Incluso resulta interesante conocer que el parentesco entre Abinader y Bisonó no viene por los Abinader ni los Bisonó, sino por los Corona. La corona que aspiran a disputar si a Bisonó las cosas le salen como espera, e igual a Abinader. Aunque lo que llama la atención es que ahora cada cual está en una esquina, y no en razón de sus potenciales candidaturas, sino por las diferencias que actualmente protagonizan Bisonó y Antún en el Partido Reformista. Abinader tendió la mano y Bisonó lo bloqueó, por lo que el pleito se amplía y la alianza se corta por la mitad. José Hazim se fue solo en San Pedro de Macorís y no quiso nada con el PRM, que no fue el caso de Bisonó, que sí aprobó y participó del trato en la capital. Aunque más con David Collado que con Abinader...

PERSONAL, NO POLÍTICA.- Conociendo esos antecedentes, le pregunté a Luis Abinader, cuando declaró contra el golpe de mano del domingo pasado, que desde cuándo era reformista. Respuesta no me dio, pero me recordó que encabezó la boleta del PRSC en las pasadas elecciones, que el partido del gallo colorao era aliado del PRM y que además era un asunto de democracia. Explicación al uso, sin duda, pero que confunde. No es verdad que haber sido candidato del PRSC le da derecho a intervenir en sus procesos internos, aunque sea a nivel de opinión. No es nada nuevo, la intromisión de un partido en otro es costumbre vieja, y por eso cada cual lleva más carga de la que le corresponde. Ito Bisonó replicó, como era propio que hiciera, y Abinader, por precipitado, se arriesgó sin necesidad. Lo adecuado políticamente hablando era aguantarse las ganas, observar los acontecimientos, y ver cuál de los bandos se imponía. Al reaccionar de esa manera, Abinader está diciendo lo que Bisonó y su gente deberán entender. La alianza no fue con el PRSC o los reformistas, sino con Antún...

DONDE COMPRÉ, VENDEN.- En murmuración de vecinos se dice que donde uno compró puede comprar el otro, y así como entre reformistas hay situaciones de dificultad que no son gran cosa, o nada nuevo, a poco sucederá igual en otras colectividades políticas. El PRM, por ejemplo, el partido de Luis Abinader. Los estatutos indican que el mandato de los actuales directivos vence en septiembre del año que viene. Además, que si el presidente, el secretario general, el de organización y el electoral deciden aspirar al mismo cargo o a otros, deben renunciar seis meses antes de la convención. Este es un tema que la comisión Ejecutiva, o Política, o Electoral deberá abordar a inicio de año, ya que renovar los organismos del partido en todo el país y en el exterior lleva mucho tiempo e implica demasiado trabajo. De entrada surgirá el principal inconveniente. ¿Qué figuras importantes sacrificarán sus aspiraciones y se prestarán a ser árbitros en una colectividad tan apasionada que cada cual pertenece a un bando? Todavía más si la consigna por lo bajo será que quien controle el partido, tendrá la candidatura...

ANDRÉS SIGUE, CHU CONTINÚA.- El trance por tanto será animado, pero igual riesgoso, pues los perremeístas se conocen desde que eran perredeístas, y desde que eran perredeístas la democracia interna les resbalaba. La experiencia con los candidatos de las pasadas elecciones no fue muy aleccionadora, y hay rencores que todavía duran. Los actuales directivos o fueron de consenso o fueron de dedos, por lo que no conocen ni aprueban escrutinio abierto. Por ejemplo, a Andrés Bautista y a Jesús -Chu- Vásquez se les ve en la cara que quisieran seguir en la presidencia y secretaría general. Serán dos pedregones difíciles de remover. Y vale recordar que no existe una ley de partidos que otorgue a la Junta Central Electoral autoridad para arbitrar con suficiencia procesos internos. Aunque conviene advertir lo siguiente. Si en el PRM se hacen los chivos locos y no someten a consulta los puestos de dirección, se le caería el discurso de cuestionamiento a los órganos electorales o de institucionalidad y democracia...

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