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FUERA DE CÁMARA

Fundación del PLD

Quienes andábamos ya en estos trajines cuando Juan Bosch tuvo la ocurrencia de fundar el PLD, no podemos olvidar ese momento a pesar de todos los avatares de la política en esas cuatro décadas y pico. Siempre he creído que con su partida del PRD, don Juan se apartó para siempre del regreso al gobierno que dejó trunco el Golpe de Estado de 1963.

Sin embargo, es una historia bonita que dejó sangre y sudor en el camino hasta convertirse en la más fabulosa maquinaria electoral de la historia dominicana, incluso sobre el Partido Reformista y Balaguer y sobre el PRD y Peña Gómez, que es mucho decir. Aurelio Guerrero me escribe para recrear algunos momentos de la fundación del PLD, y me entero por su carta que Juan Hubieres estuvo en ese selecto grupo en Monte Plata. He aquí su carta:

“Amigo César, saludos. Este 43 aniversario encuentra al PLD convertido en la más exitosa organización política de la República Dominicana, con un dominio absoluto en todos los escenarios y con la perspectiva de continuar ganando elecciones de forma avasallante. Curtido en el hábito de gobernar, se convierte en maquinaria electoral temible aunque luego de sus victorias abandona toda comunicación interna incluyendo el deber elemental de reunir sus organismos.

“Pienso que la enorme lectoría de tu columna en alguna medida se debe al hecho de que tanto tú como algunos de tus colegas --verbigracia: Orlando Gil--, han pasado a suplir la necesidad de información acerca de la actividad que se produce en los partidos cuando se discuten asuntos cruciales. Esa ausencia de comunicación ya tiene preocupados a muchos que consideran que su persistencia conduce a la ruina o a la desnaturalización definitiva”.

¿Cómo era antes? “La comunicación interna antes de que se produjera la apertura y con ella la irrupción masiva de simpatizantes y electores, se realizaba a través de los llamados activistas nacionales, enlaces entre la dirección nacional y los comités intermedios, municipales y provinciales, que al tiempo de encabezar las actividades de la organización en todo el país, su utilidad transcendente consistía en que mantenía y reproducía la liturgia partidaria.

“A mí me tocó ser activista en algunos lugares del Distrito Nacional, en la región Sur y en Monte Plata. En el Sur no fue tan difícil porque siempre había maneras de que durmiera en mi hogar; en la capital ejercí en el comité intermedio Celia Sánchez; en el Enriquillo fue donde hizo vida política Mariano Germán, y en el César Augusto Sandino militó la senadora de Santo Domingo Cristina Lizardo.

“Monte Plata fue distinto y especialmente duro. Había una razón: en aquel tiempo una vez que anochecía, ningún vehículo salía de la provincia: era un lugar de destino, no de tránsito. Así que me internaba en la provincia de viernes a domingo.

... Y entonces, Hubieres “En el municipio de Bayaguana conocí a un joven integrante del comité municipal. Discreto, emprendedor y de poco hablar en las reuniones. Para aquella época se ganaba la vida pasando películas que previamente alquilaba en la capital; luego se dedicaría al negocio del transporte y llegaría a ser diputado al Congreso de la República. Hablo de Juan Hubieres.

“Ya esa comunicación no volverá, se marchó como brisa de verano, porque el mundo cambió. Hoy cualquier grupo se organiza de manera virtual, intercambia y despacha en tiempo real sin importar el lugar en que se encuentren los integrantesÖ “Ö Pero el PLD tiene que hacer serios ajustes para acallar la preocupación de tantos buenos militantes que aman su organización y que están auténticamente preocupados por su destino. Mis afectos de siempre: Aurelio Guerrero”.

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