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La revolución “FinTech”

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Margarita Cedeño De FernándezSanto Domingo

Un acceso efectivo a los servicios financieros es parte esencial de la batalla en contra de la desigualdad social. De acuerdo a las cifras del Banco Mundial, dos mil millones de personas, es decir, el 38% de la población mundial, no tiene acceso a servicios financieros formales.

Dicha institución afirma que “hay cada vez más pruebas que indican que el acceso a los servicios financieros a través de cuentas formales permiten a los individuos y las empresas normalizar el consumo, administrar los riesgos e invertir en educación, salud y emprendimientos.”

En el marco de la crisis financiera iniciada en la década pasada, las políticas públicas se han concentrado más en hacer de las finanzas un espacio más seguro para el intercambio de bienes y servicios. Pero a la vez, se han generado un conjunto de innovaciones disruptivas, que son una verdadera revolución para el mundo financiero.

La revolución del “Fintech” o de la tecnología financiera, busca una mejoría sustancial en la calidad de los servicios que ofrece el sistema financiero, aprovechando las bondades de las tecnologías de la información y la comunicación, mejorando así las condiciones en las cuales los usuarios obtienen acceso a servicios financieros.

Un artículo de The Economist resalta la disminución de los costos operativos al aprovechar los servicios tecnológicos para las actividades financieras, al igual que el desarrollo de nuevas formas de establecer los riesgos al momento de realizar operaciones, la ampliación de la cartera de crédito y las facilidades para que la banca opere con un menor apalancamiento del que utiliza en la actualidad.

La revolución del “Fintech” ofrece una alternativa a una economía dictada por metodologías financieras que datan de inicios del siglo XX, de una forma tal que beneficiará más a las mayorías y, por ende, disminuirá las desigualdades sociales existentes.

La inclusión financiera es esencial para poner fin a la pobreza. Con medidas innovadoras para el fomento del acceso a los servicios financieros en todo el mundo en desarrollo, abriremos las puertas a elementos básicos que las personas y las empresas necesitan para manejar su bienestar económico y estimular el ahorro, las inversiones, la creación de empleos y el crecimiento.

Evidencias de esto la vemos en el trabajo que realiza el Gabinete Social con la Fundación Capital, aprovechando la tecnología disponible para dispositivos móviles, con la cual estamos llevando educación financiera a personas de escasos recursos.

Estas medidas tienen un gran beneficio para la equidad de género, puesto que al empoderar económicamente a las mujeres, se podrá generar riqueza y crear pequeñas empresas.

Es evidente que la revolución del “Fintech” debe ser monitoreada por los organismos reguladores, al igual que las demás instituciones del sistema financiero, pero no cabe duda de que las políticas públicas deban propiciar su impulso, como la oportunidad de una industria especialmente atractiva para los emprendedores.

La inclusión financiera será posible en la medida en que simplificamos la complejidad del mismo sistema financiero, facilitando el acceso a los que más lo necesitan.

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