Una voz clama en el desierto

El mes de diciembre está marcado en sus inicios por aquel famoso sermón de Fray Antón de Montesinos, sermón que comenzó con el texto del evangelio del domingo de ese día, “Una voz clama en el desierto”.

Una voz clamaba en defensa de los indígenas en esta pequeña isla todavía no habitada; los indios eran esclavizados, maltratados y sometidos a vejaciones increíbles.

Fray Antón de Montesinos, el fraile dominico, gritó y proclamó que esa realidad no se podía dar, y hermoso fue el que nosotros tuviéramos esa voz que gritó, y esa voz sigue gritando.

Por eso en el mundo entero se celebra este día y se recuerda a Fray Antón de Montesinos, y nosotros los dominicanos, para que no olvidemos cómo en el adviento, en este tiempo de la navidad, en este domingo que es anterior a la navidad, nosotros lo recordemos con esa estatua inmensa, grande, en el Puerto de Santo Domingo, nos la regaló México como algo que ellos aprecian y que agradecen haya pasado en esta isla.

Una voz clama en el desierto de ayer y en el de hoy, para defender los derechos de las personas.

Todos aquellos que son vejados de alguna manera, necesitan una voz que clame, la de ellos o la de otros, como la de Fray Antón de Montesinos, en el comienzo de este país, que surgió a principio de los siglos XV y XVI.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.