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MI POSICIÓN

La humildad es David Ortiz

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Santiago Cuesta KurySanto Domingo

Para Henri Frederick Amiel, la verdadera humildad consiste en estar satisfecho. Y nadie más satisfecho hoy en día que el pueblo dominicano con nuestro David Ortiz, el “Big Papi” y de todo el mundo. Todo un ejemplo de humildad y sabiduría para con los más necesitados sin importar su color, ni nacionalidad y condiciones sociales. El Big Papi, es nuestro principal orgullo y ejemplo de humildad, tanto para los adultos como para los niños que les siguen y le admiran.

¡Su vocación de servicio es inagotable y persistente, tal y como lo fue en su carrera exitosa de béisbol en las Grandes Ligas! Cuánta grandeza tiene nuestro David Ortiz, su retiro del béisbol nunca existirá en las mentes de todos los dominicanos, pues, su carrera de ayuda humanitaria para quienes más lo necesitan no tiene fin, él es nuestro verdadero salón de la fama de Cooperstown en el cual deberían de verse y tratar de llegar muchos otros peloteros dominicanos a quienes la suerte les acompañó, con la ayuda de Dios, para salir de la pobreza, en un país como éste, con tantas necesidades sociales. “No puede ser que solo el Big Papi, sea quien la ve y la asume con un corazón lleno de humildad”. ¿Y los demás que han hecho tanto dinero como él y quizás más, incluidos políticos y empresarios? ¿Qué esperan para hacer su obra de solidaridad? El dinero y la fama ocasional no lo es todo en esta vida, y mucho menos para un David Ortiz, quien además de repartir y buscar dinero para las operaciones de niños con problemas del corazón, ha repartido más abrazos y sonrisas a tantas personas que las necesitaban, más que los batazos que dio en las grandes ligas y con los que hizo feliz a millones de personas. Son muchos los que teniendo dinero quisieran un abrazo, una sonrisa y hasta un selfie con el Big Papi, porque esto representa un gran trofeo social para quienes lo obtienen de él. Por lo que no solo lo busquen para eso, también imítenlo y pregúntenle cómo es que él hace para devolverles la vida y la sonrisa a tantos niños enfermos del corazón, y por lo que todos los admiramos y los queremos, de seguro, por ser nuestro salón de la fama de corazón humano.

La humildad personalizada se llama, David Ortiz.

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