Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Cuba sin Fidel

Avatar del Listín Diario
Vinicio Castillo SemánSanto Domingo

El paso inexorable del tiempo terminó venciendo la existencia física de Fidel Castro como todos los mortales que morimos en esta tierra.

Fidel Castro Ruz, sin dudas, aunque ya era una leyenda viviente, ha pasado a ser una figura de primer orden en la historia mundial contemporánea.

Las condiciones de liderazgo excepcionales de Fidel Castro fueron: su carisma personal, valentía, arrojo y el extraordinario poder de convencer a su prójimo con la palabra. Fidel conjugó sus extraordinarias condiciones de liderazgo personal con las contradicciones vigentes al momento de asumir el poder en Cuba en 1959, entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.

La torpe y miope política exterior norteamericana de apoyar a férreas dictaduras en América, y oponerse a cambios democráticos en la región, llevó a la victoriosa revolución encabezada por Fidel a la radicalización de pactar con la Unión Soviética la instauración del primer régimen comunista de América a cambio de protección militar y ayuda económica del bloque soviético en favor de Cuba, única manera que tenía para subsistir el régimen de Fidel Castro ante la embestida de Estados Unidos para derrocarle.

El pacto como la Unión Soviética y la adopción del Régimen Comunista implicó el nacimiento de un régimen dictatorial en Cuba, basado en el poder del Partido Comunista y de Fidel Castro con la abolición clara de las libertades públicas y de la disidencia política. La propiedad privada fue igualmente barrida y conforme a la doctrina socialista el desarrollo económico y social de los cubanos sería obtenido a través del papel fundamental del Estado en procura de un ideal de igualdad entre todos los ciudadanos.

No hay duda de que el ascenso de Fidel Castro al poder en Cuba a través de una revolución en el marco de la existencia generalizada de dictaduras en América, tuvo un efecto expansivo en los ideales de cambios revolucionarios en toda la región. Sin embargo, lo que nació como un puro ideal de cambios pronto se ligó con una política global de la Unión Soviética a través de Cuba para exportar a otros países del área de procesos revolucionarios en procura de instalar nuevos regímenes comunistas. Estados Unidos por su parte respondió a esa ofensiva redoblando su apoyo abierto a las dictaduras militares y de ultraderecha más sanguinarias que reprimieron durante muchos años a todo aquel que de una manera u otra pudiera estar ligado al régimen cubano.

Las décadas pasaron y Fidel Castro con su gran oratoria aprovechó la confrontación con los Estados Unidos y su torpe política exterior frente a su régimen para afi anzar su gobierno en la isla, achacándole al imperialismo yanqui todas las penurias y restricciones económicas que el pueblo cubano ha padecido durante largo tiempo.

Igualmente, Fidel, con extrema habilidad tomó la confrontación con Estados Unidos y los esfuerzos que estos hicieron por derrocarle e incluso asesinarle, para reprimir brutalmente la disidencia al régimen en Cuba acusándola de estar al servicio del imperialismo.

A fi nales de los ochenta y principios de los noventa cae el bloque soviético y los sistemas comunistas en el mundo terminan colapsando, quedando como reliquia en América el encabezado por Fidel Castro.

El régimen comunista ha sobrevivido como tal hasta nuestros días, gracias al fenómeno extraordinario del liderazgo que encarnó Fidel Castro, que aunque formalmente no gobernaba la isla, hace años su sola existencia física seguía condicionando la vida política cubana y su política exterior.

La pregunta que se hace el mundo es: ¿Qué será de la nueva Cuba sin Fidel? Soy de los que creen que los cambios en procura de libertad y democracia en la isla son inevitables y que serán por la misma dinámica de la historia, acelerados por la desaparición física del líder principal de la Revolución cubana. No hay dudas de que aunque el régimen comunista fracasó en los aspectos cruciales de la economía y las libertades públicas, dejó un legado valiosísimo en materia de educación, salud, deportes y responsabilidad social, que le serán de gran ayuda a ese pueblo y potenciarán su desarrollo en una futura Cuba democrática.

Lo inteligente para la actual dirigencia del Gobierno cubano es entender que los cambios en favor de la democracia y las libertades en Cuba son ya inexorables y que son ellos los más llamados a conducir el proceso de transición en orden, en paz y dejar que sea su propio pueblo sin injerencias extranjeras el que decida libremente mediante unas elecciones limpias y democráticas.

Tags relacionados