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ASUNTOS DE DERECHO

Los errores judiciales

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Matías Modesto Del Rosario HijoSanto Domingo

Hoy quiero recomendar la lectura de la obra clásica: LOS ERRORES JUDICIALES, del autor Renet Floriot, Editorial Noguer, Barcelona Madrid. Tanto para los noveles abogados, como para jueces y fiscales. El autor sostiene que es muy frecuente en los imputados, tras hacer su declaración a la policía retractarse de ella ante el juez de la instrucción. Los jueces no ignoran que algunos culpables, sorprendidos por una brusca detención, se tambalean ante los cargos acumulados contra ellos. Reconocen primeramente su delito para rehacerse muy pronto y negar los hechos en cuanto les vuelve a la memoria el viejo precepto: “No confesar jamás”.

Es decir, que las retractaciones de un acusado parecen siempre sospechosas. Ocurre, sin embargo, que inocentes son acusados de un crimen que no han cometido. ¿Quiénes pueden ser esos falsos culpables? Primeramente, los maníacos de la confesión espontánea, los débiles mentales que quieren llamar la atención y a la vez, beneficiarse de una publicidad de mala fe, estos casos se advierten con frecuencia en crímenes sexuales. Luego, los miedosos, estos son presa de pánico a la menor alza de voz de los interrogadores y que están dispuestos a reconocer todos los hechos para abandonar lo más rápidamente posible los locales de la policía.

Puede ser una mujer acusada de robo en un gran almacén y que queda confusa ante el escándalo. Puede ser un hombre al que se le reprocha un ultraje al pudor y que en vez de continuar proclamando su inocencia, confiesa por el temor de pasar toda la noche en la comisaría.

Este hombre y esta mujer temen mayormente la cólera de su cónyuge que las consecuencias judiciales que tendrán sus confesiones. Su idea es sólo una: encontrarse fuera y respirar el aire libre. ¡Grave error! Porque su libertad está muy amenazada, ya que sus retractaciones no se tomarán en serio. Y finalmente, las víctimas de las brutalidades policíacas, estos son estos hombres que confiesan crímenes que no han cometido por el efecto de los golpes que reciben.

Encontramos el caso de una muchacha que acude en lágrimas a la policía con la finalidad de liberar su conciencia: ha traído al mundo un niño, lo ha matado y ha enterrado seguidamente el pequeño cadáver en un campo, al pie de un árbol.

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