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FUNDACIÓN MUCHACHOS CON DON BOSCO

Un chin de miel

La violencia se ha incrementado y causan poco impacto las noticias de guerras, atentados y asesinatos. La amabilidad está en crisis, hasta el punto de ver los conflictos como el camino normal para la solución de los problemas.

Los niños y niñas son educados a la venganza, que se expresa a través de la agresión, incluso física. La amabilidad y la gentileza se han escapado de las aulas. La familia, lugar de expresión más profunda del amor, se encuentra también bombardeada por la violencia que se respira en el ambiente. Son comparativamente pocas las familias que disfrutan de armonía: muchas se debaten entre la vida y la muerte. No es raro que los mismos esposos se conviertan en protagonistas de peleas, discusiones y ofensas mutuas, que con frecuencia concluyen en la separación, con el consiguiente desajuste que a nivel emocional se produce, tanto en ellos, como en sus hijos e hijas.

El cine, la televisión, la Internet, la radio, los medios de comunicación y las letras de las canciones, se han constituido en escuela de descortesía y violencia. Añádasele a esto algunos “deportes” que, como el boxeo y la lucha libre, encuentran en el público entusiasta acogida y cuya finalidad no es otra que aprovechar comercialmente los instintos salvajes del ser humano, que se expresan a través de la agresión, la venganza y el predominio de la fuerza bruta sobre la razón.

Es indispensable superar la etapa primitiva. Parece mentira que el hombre y la mujer que viven la edad de las conquistas espaciales, la globalidad y el desarrollo tecnológico y científico sin precedentes, no hayan podido todavía conquistar un grado de humanidad y trato cortés que les permita vivir en armonía con sus semejantes.

Se requiere desarrollar gestos de amabilidad, de paz y no de violencia. Hay que aprender a saludar y sonreír a los demás. Es un deber de conciencia compartir amablemente y poner a circular los bienes y valores personales a beneficio de toda la humanidad.

Es agenda impostergable crear un nuevo lenguaje, con palabras amables y de paz, no de violencia. Abandonar las expresiones cargadas de agresividad. La palabra es el puente principal de la comunicación y éste se rompe cuando no hay amabilidad. Los problemas humanos no se resuelven a través de la violencia, gritos y peleas. Recurrir a la violencia física o moral es la señal más clara del fracaso de la humanidad: es retornar a la etapa salvaje y primitiva en la que no hay espacio para la razón. San Francisco de Sales, el obispo ginebrino del siglo XVII, que sirvió de inspiración al sistema educativo de Don Bosco, fue quien acuñó la expresión: “Se cazan más moscas con un CHIN DE MIEL que con un barril de vinagre”.

Indicaba así que una palabra respetuosa, bondadosa y amable es capaz de resolver más fácilmente los problemas que los gritos y peleas.

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