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FUERA DE CÁMARA

“Lo dijo Juanbó”

Publica de lunes a sábado Aquellas alocuciones radiales del profesor Juan Bosch por Tribuna Democrática desde la 1:00 de la tarde, tenían audiencia cautiva entre la gente más sencilla de un pueblo aldeano que comenzó a entender por primera vez el ABC de la política para identificar a leguas “al cojo sentado y al ciego durmiendo”, una frase muy suya.

Eran tiempos bucólicos en que todo el mundo se reunía en casa a la hora del almuerzo: la escuela tenía dos tandas, los mayores llegaban al mediodía y todos escuchaban las charlas del líder del Partido Revolucionario Dominicano, “el del jacho prendío y el buey que más jala”.

Las discusiones políticas acabando de salir de la dictadura eran cotidianas, pero terminaban dándole la razón al primero que proclamaba: ¡Eso lo dijo Juanbó! Porque lo que decía Juan Bosch era poco menos que palabra de Dios... A ese nivel de credibilidad pública llegaba el fanatismo por aquel líder fabuloso que supo siempre conectar con la gente más sencilla.

Porque les hablaba a los más instruidos como a los analfabetas para que todos los comprendieran... Y todos lo comprendían. Por eso no le resultó nada difícil ganarse la confianza de un pueblo incrédulo que entendió su mensaje y confió en él para votarle masivamente en las primeras elecciones libres después de más de 30 años de dictadura, el 20 de diciembre de 1962.

Bosch fue concluyente y temperamental --de acuerdo con la descripción más fiel y generosa de la personalidad avasallante propia de la testarudez catalana, su origen paterno-, pero distinguió por una vocación humanista que llevó por primera vez a la radio para impartir charlas más que arengas, enseñanzas más que proclamas...

... Nadie lo iguala Ni antes ni después de Bosch, la República Dominicana ha tenido un político con tanta capacidad para conectar con todos los segmentos de la sociedad, para hacerse entender, para imponer un léxico tan simple como comprensible aplicando terminología desconocida pero avenida al entendimiento universal.

Con él llegaron al país frases memorables que perduran por más de medio siglo: carros pescuezos largos --sinónimo de ostentación burguesa--; los tutumpotes, para referirse a los adinerados; los hijos de machepa, para identificar a los más pobres...

Con formas simples pero profundas, el profesor Bosch tejía explicaciones sociológicas desconocidas hasta entonces por la sociedad dominicana... Subdividió la sociedad y aún cuando la sociología andaba en pañales como enseñanza académica, ya él se lucía en la radio dividiendo a los dominicanos en clases sociales: clase media alta; alta-alta; baja, media-baja; baja-baja y baja muy baja... Una genialidad asentada posteriormente en los textos de sociología que se imparten en las universidades. Autodidacta --porque nunca fue a la universidad-, Bosch fue siempre un adelantado. En su mocedad descubrió pasión por la literatura y se inventó un viaje académico para escapar de la dictadura que recién iniciaba. Cultivó la política y las letras en su exilio de 23 años.

¿... Por qué todo esto? Parece simple pero no lo es... Porque nada puede explicar que en tiempos de libertad, apertura, desarrollo académico y globalización de la tecnología, el ejercicio de la política dominicana parece haber retrocedido; los liderazgos -¿y los hay?-, carecen de creatividad, no tienen vocación de servicio y los mueve, más que todo, el afán de lucro, la ostentación, el oropel y la búsqueda fácil del poder.

Atrás han quedado -al parecer para siempre-, liderazgos ejemplares no sólo como el de Bosch, movido por el humanismo, sino otros igualmente grandes como el de Peña Gómez y el de Balaguer, para quedarnos en la etapa del post trujillismo. Para apreciar la diferencia bastaría mencionar a los dirigentes partidarios de hoy y hacer comparaciones... ¡... Es como para rajarse a dar gritos!

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