¿Qué sabía Pablo de Tarso sobre Jesús?

Antes de que se escribieran los Evangelios ya Pablo de Tarso había escrito sus cartas. Pablo ha sido el más célebre misionero cristiano de todos los tiempos. Resulta interesante aquilatar su actitud ante los datos históricos sobre Jesús. Según una antigua tradición, Pablo de Tarso murió decapitado en Roma, hacia el año 67 siendo emperador Nerón.

En seguida notamos que a Pablo de Tarso no le interesaba recoger datos históricos para escribir una biografía sobre Jesús. Pablo se interesa por el Nazareno, porque Jesús le había alcanzado y captado. La Buena Noticia de Jesús se convirtió en el sentido de la vida de Pablo. La experiencia de Jesús que tuvo Pablo lo llevó a anunciar la salvación a los paganos, es decir, a los no judíos, lo cual significó un cambio radical en el plan de salvación de Dios, tal y como lo concebían los judíos. Pablo tenía adversarios que se las daban de haberse codeado con el Maestro de Galilea cuando andaba predicando por los caminos polvorientos de Palestina. Pablo les reprochará: “presumen de apariencias y no de lo interior” (2™ Corintios 5, 12). Ese tipo de conocimiento de Jesús, apoyado en criterios humanos, no le interesaba a Pablo, por eso escribió: “de modo que nosotros en adelante a nadie consideramos con criterios humanos; y si un tiempo consideramos a Cristo con criterios humanos, ahora ya no lo hacemos” (2a Corintios 5, 16).

Esta sobriedad histórica de Pablo, quien escribió sus cartas entre 50 y el 60 aproximadamente, nos permite afirmar lo siguiente: Ya cuando Pablo empieza a escribir, existen en la comunidad formularios tradicionales, esquemas que presentan una imagen bien definida y concreta de Jesús. Pablo los emplea en sus cartas. Vale la pena leer algunas muestras de estos formularios, por ejemplo, en la 1ra carta a los Corintios recorra estos pasajes 7, 10; 9, 14; 11, 23; 15, 3 y en la 1ra Tesalonicenses 4, 15. ¿Qué imagen tenía Pablo de Jesús? Rinaldo Fabris la resume así: “Pablo... afirma que Jesús, [fue un] judío de la estirpe de David, vivió en Palestina, tuvo “hermanos” entre los que se distingue Santiago, reunió un grupo de discípulos, conocidos como --los doce--, entre ellos Pedro, a quien conoce por el nombre honorífico de Cefas, y Juan; la víspera de su muerte, celebró con los discípulos lo que se llama ahora --la cena del Señor-- (1a Corintios 11, 23-25); Jesús fue entregado a la muerte por iniciativa de los judíos y más en concreto de sus dirigentes (1 Tesalonicense 2, 15; 1a Corintios 2, 6.8), pero con la intervención decisiva de la autoridad romana, ya que Jesús fue crucificado (1 Corintios 1, 13.23; 2,2 Gálatas 3,1. 13); este es realmente el contenido esencial del anuncio de Pablo: Cristo, el mesías crucificado, que murió, fue sepultado, ha sido resucitado por Dios y se apareció a diversos calificados testigos (1a Corintios 15, 3-7).”

¿Qué aspectos de la actividad de Jesús consignados en los Evangelios no aparecen en Pablo? Pablo no habla de los milagros de Jesús, ni del ministerio de Jesús en Galilea, tampoco se refiere a la enseñanza del Reino que Jesús comunicó a sus oyentes por medio de parábolas “Parece como si toda la vida histórica de Jesús se condensara para Pablo en el hecho de haber compartido el destino humano marcado por el pecado, hasta la forma extrema de la muerte dolorosa e infamante en la cruz (Filipenses 2,8; Romanos 8,3; 2 Corintios 8,9; 13,4)” (Fabris, 1985, 48-49). Sin embargo, es evidente que Pablo conoce las palabras de Jesús y las emplea según las necesidades de las comunidades.

Mirada en su conjunto, la imagen del Jesús histórico que emerge de las cartas paulinas concuerda con la presentada por los Evangelios.

El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu.do