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FUERA DE CÁMARA

Verdad y mentira

Verdad y mentira

Orlando Jorge Mera, como es su costumbre, dijo dos mentiras más grandes que la Catedral en la carta que me remitió a propósito de una columna en que le recordé aquel viejo refrán: “El que dice lo que no debe, escucha lo que no quiere”… … Siempre supe, obviamente, que le picaría la referencia que hice del gobierno de su padre --sobre lo que él no tiene ninguna responsabilidad directa--, pero un dirigente político tampoco puede ser tan irresponsable para calificar con los peores epítetos a un Presidente de la República y pretender que nadie le responda.

“Orlandito” --que de inofensivo sólo tiene el diminutivo del nombre y la carita de niño bueno--, me ha calificado como “un provocador” y de paso dijo una verdad innegable --la única que dijo--: que soy asalariado del gobierno.

Es verdad que lo soy desde hace 1 2años: fui embajador en tres países y ahora me desempeño como viceministro de Política Exterior Bilateral de la Cancillería. Como en ambos casos me han pagado un salario, soy asalariado del Estado como todos los servidores públicos. Lo que “Orlandito” jamás podrá decir es que he recibido un sueldo sin trabajar, o un favor del gobierno, o un privilegio inmerecido, o que hice algún negocio para lucrarme, que recibí una canonjía “por mi linda cara”, o que escribí algo por encargo de un político o de un funcionario… … Menos aún. Que he ido “a pedir cacao” donde un Presidente de la República o donde un director de Aduanas para que interfiera a mi favor para evitar que me metan a la cárcel por el delito de estafa después de vender varias veces la misma propiedad.

… Muy pocas virtudes Entre las escasísimas virtudes que tengo frente a los avatares de la política, está la solidaridad con quienes caen abajo y pierden la lealtad de sus colaboradores y allegados… … En el caso de Salvador Jorge Blanco y de su familia, fui crítico mientras estuvieron en el gobierno por mis vínculos de amistad con Jacobo Majluta y el respeto y admiración que tuve siempre por Antonio Guzmán desde antes de ser Presidente.

Jacobo siempre dijo que Salvador “no servía para nada bueno”, y don Antonio lo aborrecía por su ambivalencia y veleidosidad políticas, cosa que demostró en la primera gran división del PRD en 1973 siendo él, Salvador, secretario general de ese partido en Santiago.

Cuando salió del poder y atravesó todas aquellas vicisitudes, jamás me sumé al coro que se ensañó contra Jorge Blanco, a pesar de que para entonces era ejecutivo del diario Hoy y mantenía en ese periódico una columna política con bastante lectoría.

¿… Provocarlo para qué? Jamás he tenido la intención de provocar a Orlando Jorge Mera. Menos aún enrostrarle debilidades humanas que todos tenemos, de una u otra forma. Pero él debe saber que la tercera ley de Newton --sobre acción y reacción de una fuerza--, tiene cada vez mayor vigencia en el ejercicio político.

Orlando fue agresivo en exceso con el presidente Medina, sabiendo él por experiencia familiar cuánto duele una acusación falaz sobre la honestidad de una persona… Porque él y su familia han sido víctimas de las peores calumnias y acusaciones. Él mismo lo admite en la carta que me remitió: “No le deseo a nadie lo que pasó mi padre y mi familia”… … No se lo desea a nadie, pero es capaz de decir que Danilo Medina “no tiene escrúpulos” y que el gobierno “es una vergu¨enza” para el país. Está claro que el provocador es él.

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