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Colombia en tregua de paz

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Joan Bosch I PlanasSanto Domingo

Me he pasado la noche contando guerrilleros hasta que he vencido al insomnio intentando concebir las palabras para la idea de este artículo.

Los países, sus sociedades, aunque a veces no lo aparentan del todo, tienen dos caras como las monedas, pero con la especificidad que las dos pueden ser positivas. Colombia, con cincuenta y dos años de conflictos armados y miles de muertos, con paramilitares y centenares de desaparecidos, ha implicado casi a tres generaciones de individuos para defensar con las armas unas causas que no eran ni mucho menos las que quería defensar todo el país.

En estos años se han procreado en las entrañas de la selva colombiana humano-guerrilleros que han vivido en tiendas de campaña y que han jugado con el lodo y las balas, indistintamente, sin conocer otra sociedad que la nómada huyendo y escondiéndose constantemente del enemigo. Ahora, unas espectaculares e internacionalizadas firmas las cuales pretendían conseguir una paz definitiva, incluirá los guerrilleros a una sociedad que parecía solamente víctima y sumisa y con unos derechos y unas prestaciones económicas que restan muy lejos de los que tiene la población “no guerrillera”, hasta el punto de que ésta está haciendo lo posible para demostrar que ha tenido, como mínimo en algún momento de su vida, relación con la guerrilla, “guerrilleros somos todos”, se leía en una pancarta, a pesar de que quien la sostenía le había matado un hijo las FARC. Esta es la nueva preocupación, la nueva guerra, ahora social más que nunca porque la sociedad colombiana no quería unos pactos de paz sin los que haya tomado parte.

Desde el inicio de las conversaciones entre los bandos con el fi n de conseguir una paz que permitiera una estabilidad política en el país, se ha evidenciado el escepticismo generado por diversos sectores sociales el cual ha ido ensombreciendo encuentros y conversatorios entre los distintos gobiernos y representantes de las FARC convocados fuera del país y más de cara a la galería que no han hecho otra cosa que prolongar el proceso porque no se ha tenido en cuenta el hecho de que el pueblo también quería tomar parte, Es bueno recordar en este sentido, el episodio de la injerencia de Hugo Chávez, de Venezuela, quien no solamente hizo peligrar las gestiones, sino que estuvo a punto de originar un confl icto mayor entre los dos países sudamericanos. Asimismo, la enfermedad que teóricamente padece y que hizo pública el Presidente Juan Manuel Santos hace cuatro años, no ha pausado en ningún momento la hoja de ruta que se había trazado hacia la construcción de una nueva Colombia, pero quizá haya querido ir muy rápido, la sociedad colombiana ya se lo ha recordado.

En cualquier caso, ahora estos pactos de paz tienen una tregua para poder madurar y completarse, sin tanta prisa, pero tampoco sin pausa.

*Investigador y escritor

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