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Nosotros y Haití

Vivimos una situación dominico-haitiana muy fuerte. Tenemos un vecino que no agradece las ayudas de nuestro país, país que de por sí, no puede resolver los problemas ni a su propia gente. También tenemos una masa de habitantes haitianos sumidos en tal pobreza, que lamentablemente podría traer un período peligroso.

Si a todo eso le sumamos que la frontera de nuestro país no está bien resguardada, la corrupción, el tráfico de drogas, armas, y el lavado de activos, crece galopantemente en esta área, podemos decir que tenemos un problema sobre la seguridad nacional que podría terminar en un derramamiento de sangre terrible.

Estuve en el día de ayer hablando con un empresario amigo, y pudimos ver algo; si el déficit habitacional de nuestro país, el cual excede el millón de viviendas, fuera subsanado por viviendas nuevas y económicas, como las que se están produciendo en Europa podríamos, en 4 años, reducir el déficit habitacional en un 40%. Lo que se traduciría en una mejor calidad de vida de los dominicanos.

En Haití, debido a los desastres naturales, el déficit habitacional es muy superior al nuestro, pero podría ser la forma más segura de lograr que Haití se desarrolle y paremos la inmigración terrible que desbalancea nuestra economía, que acarrea tráfico ilícito, y epidemias. Dando este aumento habitacional, generará un interés por luchar por su tierra, a los haitianos, y también por desarrollar su tierra.

En cuanto al comercio con Haití, Dominicana tiene el beneficio de exportarles muchos productos de la canasta básica y de infraestructura, lo que dinamiza la económica dominicana. Pero tenemos que dejar claro que aunque dinamice la actividad económica nacional, sus frutos no dan para mantener la parte haitiana que está en nuestro país, ni sus necesidades básicas, lo que nos lleva a pensar en que, para que sea buen negocio, debemos controlar la frontera, y así entonces se traduzca en mejor calidad de vida para los dominicanos.

Grandes grupos económicos pueden unirse para aumentar las viviendas, y ayudar a crear un plan habitacional, la explotación de oro y demás temas económicos y sociales en Haití, recibiendo los empresarios sus beneficios económicos, y el crecimiento de Haití, al mismo tiempo. Haití aun tiene recursos que puede administrar correctamente, y lamentablemente no puede confiar en todos sus funcionarios. Por eso planteamos el apoyo de empresarios dominicanos, los cuales procurarán el progreso de sus inversiones, no como ha pasado con las ayudas internacionales, nunca se saben a dónde van, ni quién las aprovechó.

Mi planteamiento es diverso, pero se concentra principalmente en el desarrollo de Haití, en Haití. Nada de brindar más espacios de los que nuestra economía nos permite, sino que los grandes poderes económicos dominicanos se vayan a Haití, creen un plan de desarrollo, aprobado, claro, por el Gobierno haitiano, y así poder desarrollar un mercado, que a la larga duplicarán sus riquezas y habrían contribuido con la humanidad.

“Nada de lo que ocurra a los hombres nos debe resultar ajeno”. Papa Juan XXIII

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