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IDEANDO

David Ortiz

La diferencia entre David Ortiz y otros peloteros dominicanos tan estelares como él no está en la fortaleza de sus batazos, ni en la forma de aparar, ni en la manera como corre las bases, ni al hecho de que juegue en una ciudad con tradición beisbolera. Lo que marca la diferencia suya con otros grandes peloteros es su carisma, su don de gente, su generosa disposición para buenas obras. Todo el que sigue el béisbol de las mayores sabe que hasta los seguidores de equipos archirrivales de Boston, como es el caso de los Yankis de New York, ponen de lado su fanatismo para profesar una simpatía excepcional a David Ortiz.

En David Ortiz hay atributos que están por encima de sus condiciones de pelotero excepcional y que van mas allá de su profesionalidad. Son cualidades humanas que brotan por encima de su estelaridad y que se van fomentando con la conducta pública y privada de los que tienen la fortuna de poseer esas bondades.

Por esa razón, tan pronto anunció su retiro, los ojos del mundo se concentraron en el big papi. Él debe ser el pelotero dominicano de todos los tiempos de mayor simpatía entre aficionados y no aficionados de la pelota. Y pienso que esos valores alguien los aprovechará para hacer de él una pieza valiosa en cualquier organización de MLB. Él tiene la ventaja de que se va por la puerta grande y con una proyección que apunta hacia la inmortalidad. El país debe reservarle a David Ortiz un homenaje grandioso y el Estado dominicano debe integrarse en el mismo para resaltar su retiro. Declarar un día nacional de regocijo a la llegada de este dominicano que en los últimos tiempos se ha convertido en el embajador por excelencia de la dominicanidad, debe ser lo menos que hagamos para honrar la figura de este gran dominicano. Porque a David Ortiz le caben todos los honores y el aplauso debe ser colectivo y nacional.

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