Enfrentamientos seleccionados

La cobardía es un buen referente para considerar el tema que quiero tratar sobre los enfrentamientos seleccionados, y que explico. Se trata de gente sin escrúpulos que elige a quien debe o no enfrentar en un conflicto que se le presenta. En otras palabras, su disponibilidad para echar un pleito la condiciona, a la influencia en el orden político y empresarial de la persona que debe enfrentar en un conflicto que se le presente.

El refranero popular lo expresa mejor diciendo que puerco no se rasca en javilla. Pero, cuando se trata de un adversario que por sus principios cristianos, sabe que no tomará ninguna acción en su contra, entonces se vale de todas las artimañas posibles para destruirlo y hasta provocarlo con miradas amenazantes y provocadoras. Pero el cobarde es así, sabe cómo, con quién, con cuáles armas y en qué terreno le conviene declarar la guerra a su oponente.

Como el de aquel enjuto y deleznable personaje, que se escondía en las sombras tenebrosas de su existencia y sólo salía de su escondrijo cuando entendía que un acontecimiento social le era propicio. Cervantes lo expresa mejor al decir que “en los ánimos encogidos nunca tuvo lugar la buena dicha”. Porque así se comporta el cobarde, nutriéndose de sus miedos y que sólo amenaza cuando se siente a salvo.

Por esto, la cobardía tiene una gran ventaja sobre el valor, la de encontrar siempre una excusa. Con razón se dice, que con uniforme los cobardes pasan por guerreros. Y esto es del todo cierto, porque en los puestos heredados en mala lid, se asientan perversidades inimaginables.