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EL BULEVAR DE LA VIDA

“Crisis política” y otras fábulas

LOS SANTOS INOCENTES

En mayo 15, se celebraron en el país unas elecciones cuyos resultados coincidieron con los pronósticos de la mayoría de las encuestas. No hubo sorpresas. Lo que sí hubo, fueron irregularidades que no cambiaron el sentido de esos resultados. Unas irregularidades que guardan relación con la perversa cultura marrullera de TODO el sistema partidario nacional, pues el asunto aquí no es de cuál de los dos bandos enfrentados está dispuesto -y cuál no- a utilizar recursos del narcotráfico, el “lavado”, del Estado (y no solo del Ejecutivo); ni quién, durante el conteo de los votos en los colegios electorales, estuvo dispuesto o no, a llegar a acuerdos mercuriales y de otro tipo con el partido adversario para que, vía sus delegados, estos favorezcan a uno que otro aspirante a legislador. Ni santos ni inocentes.

PESCANDO EN RIO REVUELTO

Superados los zapatacones, ahora la moda nacional es demandar la necesidad de consensuar un gran pacto social y político que “salve” la democracia dominicana de una inexistente “crisis política”. He ahí la penúltima bellaquería de quienes pretenden lograr en la PUCMM, con café Santo Domingo, con la bendición de la Iglesia católica y el coyuntural abrazo del CONEP, lo que no lograron el 15 de mayo en las urnas. Y me explico: En nuestro país es tradición que en cada crisis institucional, política o económica -en las reales y las verdaderas- se eche a un lado la Constitución y la legitimidad de los actores, para dar paso a los comité de “notables”, “salvadores de la patria” (poderes fácticos), a una muestra médica de “sociedad civil” (reducida a sus propias ONG), más “La Embajada” única del país. Pero resulta que no estamos en 1984 y sus muertos, ni 1990 y aquel “poder usurpado”, y mucho menos estamos en 1994 del Pacto por la Democracia, sino en 2016. La mayoría de los dominicanos eligió de manera abrumadora al presidente Danilo Medina, y no porque lo afirme el hijo del profe McKinney, sino porque las encuestas previas, los resultados electorales (62% a 35% y 1.2 millones de votos de ventaja) y los informes finales de las misiones internacionales de observadores electorales así lo confirman.

SER BOMBERO Y NO INCENDIARIO

Este es el momento que todos debemos buscar la manera de hacerle saber a ese PLD tan muertecito de éxitos (-uno se lo advirtió aquí mismo en 2012-), que bajo ninguna circunstancia se deben celebrar unas elecciones generales en este país, si no se aprueba una verdadera Ley de Partidos y una verdadera Ley de Régimen Electoral. Y cuando hablo de Ley de Partidos, no me refiero al chiste malo en que los legisladores peledeístas convirtieron el consensuado proyecto de ley de partidos elaborado por especialistas de la OEA para la JCE. Un proyecto, que promovido y sometido al Congreso por JCE dirigida por Roberto Rosario, hasta Participación Ciudadana apoyó, ¡y eso es decir! Por ahí es que prende la cosa, amor, y no insistiendo en hacernos recordar la cita bíblica de Jeremías. El bloque opositor al gobierno debe entender que no se trata ahora de dedicarse a profetizar desastres, a amenazar con saltar las barricadas de las leyes y asaltar los Palacios de Invierno, y mucho menos se trata de -con torpeza inigualable- jugar a incendiarios en un momento en que el país les manda a ser bomberos, lo que no significa, que no sea IMPOSTERGABLE la aprobación de esas leyes, como forma de superar las perversiones de nuestra cultura política, y modificar nuestro injusto e inequitativo sistema político electoral.

“NUESTRO VINO DE PLATANO, NUESTRO VIN......”

En el país nacional no existe una crisis política que justifique la violación de los mandatos de la Constitución, ni el dar la razón a José Antonio Primo de Rivera, pues cuando uno es derrotado en unas elecciones, el destino de las urnas no puede ser desconocerlas, ni mucho menos intentar desconocer la legitimidad de aquellos a quienes el Soberano pueblo dominicano, para su bien o para su mal, eligió como representantes. “Y SI SALE AGRIO ES NUESTRO VINO”.

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