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El mercado cambiario y sus riesgos

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Daris Javier CuevasSanto Domingo

Como ya se sabe, el mercado cambiario, o de divisas, es el submercado financiero que utiliza el mecanismo a través del cual se intercambian las monedas de las diferentes aceptaciones, a su vez, la interacción de los participantes que intervienen en este mercado demandando y ofreciendo dichas monedas, es lo que determina el comportamiento del tipo de cambio.

Otro elemento a destacar es que el mercado cambiario es el más grande y el de mayor liquidez de todos los mercados del mundo, lo que permite apreciar que el volumen de negocio diario de la misma se estima que supera alrededor de los $2 trillones diarios, dando así una idea de la dinámica intensa de transacciones que se realizan. La importancia y evolución del mercado se expresa en que se transan 290,000 millones de dólares en el mercado global de acciones, hasta 630,000 millones de dólares en el mercado global de futuros, lo que si se hace la comparación con el valor global de las exportaciones mundiales se observa un crecimiento exponencial desde la década de los setenta hasta hoy en día de este mercado.

El mercado cambiario también se ve impactado en virtud de que existen múltiples depósitos denominados en monedas extranjeras, por igual existen los cheques de viajeros que conforman la oferta y demanda de divisas en el mundo, situación que gravita en el comportamiento de este. Sin lugar a dudas, tal situación le imprime una característica de un mercado descentralizado, que a su vez, se convierte en una situación de alto riesgo que se instala en las diferentes modalidades en que este mercado opera.

Es importante precisar que las actividades del mercado cambiario se realizan en todos los lugares donde se intercambian monedas extranjeras por moneda local, donde existe un banco, una sucursal o un banco con corresponsales que realicen transacciones con moneda extranjera, los cuales pueden ser en el lugar más lejano posible e inimaginable. En este mercado, las operaciones que se realizan son interminables; por tales razones, en el mismo no se habla de un tipo de cambio de cierre, los cuales encuentran una mayor prolongación porque su dinámica encuentra un soporte firme en la plataforma electrónica en que descansa, lo que le imprime mayor grado de volatilidad.

Pero resulta que el mercado cambiario integra, por su propia dinámica, al mercado interbancario en el cual normalmente se generan grandes transacciones de sumas de dinero de manera individual, así como pequeñas sumas, las cuales tienden a incorporar coeficientes de riesgos desconocidos que despiertan la incertidumbre. Es en esta dinámica que aparece la especulación sin rostro que tiende a crear un ambiente de volatilidad en el tipo de cambio, que sin lugar a dudas impacta de manera negativa en el cuerpo económico global.

En virtud de que los bancos centrales tienen la capacidad de emitir los billetes y monedas de cada país, por tanto, controlan la oferta monetaria manipulada por su capacidad de diseñar y ejecutar la política monetaria, estas entidades tienen la responsabilidad legítima de preservar el valor de la moneda nacional frente a la moneda extranjera. Sin embargo, como el régimen cambiario predominante en cada país es el tipo de cambio flexible, el banco central solo tiene la capacidad de fijar la oferta monetaria, razón por la cual no logra fijar el tipo de cambio ya que este queda sujeto a la fuerza de la oferta y la demanda, pues solo puede intervenir mediante la inyección de divisa para evitar un deterioro pronunciado de la moneda local.

La única manera en que un banco central puede determinar el tipo de cambio es si en el marco de sus facultades este asume un régimen de tipo de cambio fijo, lo cual le permite participar en el mercado cambiario mediante la compra y venta de divisas, lo que pone a disposición de este las reservas internacionales que puede convertirlas en depósitos o en los instrumentos de inversión disponibles. Fijando la mirada en el mercado cambiario dominicano, en los últimos meses se han observado movimientos inusuales en el tipo de cambio que amenazan la estabilidad cambiaria.

En efecto, el Banco Central se ha visto en la obligación de inyectar dólares en el mercado y con ello retornar al punto de la estabilidad cambiaria, lo cual es correcto, pero no recomendable su uso frecuente. Pues al examinar la política económica, se interpreta que no existen razones fiscales ni monetarias que impulsen hacia la volatilidad cambiaria, lo que permite interpretar que alguna señal especulativa podría estar incidiendo en tal situación, lo que sería un grave error de quienes impulsen la misma, dado que la estabilidad relativa del tipo de cambio es el mayor logro del Banco Central durante los últimos 12 años. Por tanto, lo contrarrestará con la holgura de las reservas internacionales. Por igual, la proyección del Presupuesto nacional debe hacerse bajo un esquema de un tipo de cambio de RD$45.10 por un dólar, ya que no se debe permitir que el tipo de cambio supere el RD$50 pesos por un dólar, en virtud de la desconfianza y el riesgo en el tipo de cambio.

El autor es economista

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