Droga, corrupción y justicia

Repasando mi memoria de niño y el informador policíaco de los años 60 con el suceso del día, narrado por el extraordinario periodista y locutor Manuel Rodríguez (Rodriguito), creador de uno de los programas más clásicos de la historia de la radio dominicana en el que hacía un compendio noticioso sobre casos policiales, robos, reyertas en bares y cantinas, pero sobre todo, los asesinatos del momento.

Si fuera hoy Rodriguito nos informara destacando la penetración que tenía en la población sobre lo que hoy más nos afecta como sociedad. Drogas, corrupción y el papel de la justicia, como los sucesos del día y su impacto en toda la sociedad, al gritar con su frase famosa… y la vida no se detiene, prosigue su agitado curso… ¡Así es que estamos viviendo los dominicanos el día a día y al que hay que sumarle el nuevo ingrediente de peligro! ...Sicariato y Secuestro... Hoy más que nunca vemos cómo en nuestro país, los casos de drogas y corrupción tan parecidos el uno del otro a las cucarachas y a los mosquitos por sus efectos contundentes y negativos para la sociedad más bien el de nunca acabarse, son archivados o desestimados por un pequeño grupo de jueces despreciables y en complicidad con las malas prácticas en la aplicación de la ley. Esa llamada justicia y sus jueces los cuales suelen ser nuestra defensa judicial que es en definitiva en donde descansa el imperio de la ley de una Nación, es quien les da la espalda y se hace la ciega y la sorda ante el reclamo de la sociedad.

Después no nos quejemos del vandalismo que nos agobia.

“Los partidos políticos y la propia sociedad civil son co responsables de lo que hoy nos sucede en el país, con la justicia y las altas cortes”. Por querer tener vacas sagradas en un país, que no pertenece ni es colonia de la India. Un país en donde transiten las drogas y la corrupción sin la aplicación de la ley por parte de la justicia, todo puede pasar, incluso la venta de órganos humanos sin penalización.

Las nuevas escogencias de jueces incluidos los de las altas cortes tienen que ser visualizados con la lámpara de “Diógenes”; de no ser así, y volvemos a equivocarnos en la escogencia, las drogas, la corrupción, el sicariato y el secuestro en el país, no se detendrán y seguirán su agitado curso.