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EN LA RUTA

Adiós Cacique

Aunque el deterioro de su salud hacía prevenir lo acontecido, el fallecimiento del licenciado Hatuey De Camps, presidente y líder del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) impactó poderosamente al país que durante más de cincuenta años lo tenía como parte de su cotidianidad.

La desaparición del llamado Cacique deja un vacío inmenso en el escenario nacional y de paso también se lleva una ficha clave de la iconografía política tradicional. Desde la corta edad de catorce años el Cacique anduvo en los avatares partidarios del Partido Revolucionario Dominicano y su impronta se hizo sentir en todas las áreas en que le tocó participar.

Tuvo la suerte de abrevar en las fuentes privilegiadas de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, que junto a su aguda inteligencia y sagacidad lo convirtió en un político de fuerza y eficacia. Solícito para todos los periodistas que lo abordaban, aunque un tanto selectivo para comparecer a los programas, con él se dieron procesos interesantes y dignos de resaltar. Hatuey, a quien tuve el honor de entrevistar en ocho ocasiones, fue un polemista temible; alguien que combinaba magistralmente la profundidad con el sarcasmo, pero que pese a ser un púgil verbal era un caballero de fino trato. Inició como un dirigente efervescente y fogoso, pero logró hacer la transición hacia un líder sosegado aunque sin perder la energía y la vehemencia en sus planteamientos.

El Cacique, presidente de la Cámara de Diputados (1979-1982) y ministro de la Presidencia (1982-1986), fue sinónimo de valor, coherencia y firmeza de criterios. Su dilatada experiencia, entrenamiento y protagonismo en los diferentes procesos lo certificaban como un decano político y un verdadero hombre de Estado. Acérrimo contrario a la reelección, su última muestra de visión y conocimientos la ofreció en el proceso electoral pasado cuando proclamó que si no se producía una unión de la oposición y de la cual él era parte, Danilo Medina ganaría mucho a poco en la primera vuelta.

Los hechos se encargaron de certificar su pronóstico y con la grandeza de los grandes, fue el primero y hasta ahora el único que felicitó al reelecto Presidente. A Hatuey le digo adiós aunque lamento que no haya escrito sus memorias con tantos hechos y anécdotas que conocía, muchas de las cuales me llegó a comentar.

¡Descanse en paz Cacique!

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