Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

UMBRAL

PLD: Un resquicio para el retorno

Hace unos días, en uno de esos encuentros indeseados en que el compromiso y el dolor nos convocan, un compañero, viejo militante del Partido de la Liberación Dominicana, de esos que iniciaron en su adolescencia su trajinar por la vía de la política, se me acercó para decirme que había perdido las esperanzas de que la organización política creada por Juan Bosch retornara a los principios que le dieron origen, a la estructura que producía y reproducía militantes de calidad.

Se quejaba, con insondable desesperanza, mientras yo asentía, del proceso degenerativo que sufría el partido desde la apertura y la eliminación de los Círculos de Estudio como puerta de entrada a la organización. Sus palabras olían a retama, brotaban ríspidas y filosas, cortaban el ambiente de llantos funerarios y murmullos irreverentes que retrataba el escenario en que velábamos los restos mortales del compañero José Stephan Bosch, un símbolo, como otros, de la lucha por la construcción de una formación política nueva, distinta, ideológicamente definida, disciplinada como ninguna, de talante progresista y vocación de vanguardia.

Aquel no parecía el momento, pero hablaba en voz baja y con ademanes discretos para dar fuerza a sus verdades, para graficar los conceptos como si los significados no fueran, por si mismos, suficientes. Su seño cambiaba de liso a fruncido con suavidad para, de forma inconsciente, poner drama a sus palabras, a las que les sirvieron para afirmar, en el punto más crítico de su parlamento, que el PLD estaba secuestrado por un grupo de viejos dirigentes que hacen de freno al proceso de renovación y asaltado por un enjambre de oportunistas aparecidos de la nada para desnaturalizar a la organización.

Aquella conversación, que más bien se acercaba a un monólogo de desahogo, se produjo el pasado lunes entre el aroma a flores de tumba y rostros compungidos, sin que sospecháramos que a poco más de veinticuatro horas se produciría un acontecimiento que vino a abrir un resquicio a las esperanzas de los peledeístas que apuestan al rescate de la organización: la reunión del Secretariado del PLD. En aquel encuentro que, a decir de algunos de los presentes, no se producía desde hacía más de diez años, comenzó la discusión para iniciar un programa orientado a poner en marcha las resoluciones del pasado congreso.

Con Leonel al timón, el Secretariado comenzó a desentumirse: informes que daban cuenta que la maquinaria aún respira, informes que se enredaban en olvidados almacenes de herrumbre en que se han convertido las secretarías a propósito de la apertura y la conversión del partido en una especie de locomotora electoral. En la medida que avanzaba el encuentro el entusiasmo empezó a lubricar los discursos que comenzaron a apuntar hacia planes de trabajo, hacia la movilización de la estructura sin el sentido electorero: la formación como requisito para acceder a ciertos derechos, la meta de alcanzar objetivos que avancen en el sentido que marque el interés de la organización como colectivo, siempre partiendo de la realidad política, económica, social y cultural que nos impongan las circunstancias nacionales y los infranqueables referentes internacionales con su marcada calidad de interdependencia.

Tags relacionados