Tiempo para el alma

“Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno”.

¿Cuál es nuestro terreno? ¿Qué características tiene? ¿Cómo lo estoy abonando? ¿Es el vulnerable borde del camino, la roca inerte, las zarzas despreciables o la tierra buena? Jesús nos mostró de manera gráfica y llana las diferentes formas en que podemos ser receptores de la Palabra de Dios, desde la actitud de desgano hasta el compromiso y la pasión por obrar conforme a lo que Dios quiere y tiene para nosotros. Cuando comenzamos a conocer sobre la fe y escudriñamos la Biblia, vamos adquiriendo responsabilidad sobre nuestra vida a la luz de la Verdad; somos administradores de eso que se nos es revelado, y está de nuestra parte el dar la espalda o lanzarnos a la aventura maravillosa de ir por la búsqueda de Dios e intentar mantenernos firmes sin importar hacia dónde sopla el viento. No desechemos la oportunidad que Dios pone en nuestras manos cada día.