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EN PLURAL

Otro encuentro con Hostos

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Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Rubén Darío denominó “de abanico” a poemas y ensayos que se escribían por alguna melosa solicitud de una damita o por encargo pecuniario. Por extensión, llamo así a aquellos artículos que parecen “pujados” en fechas en que se conmemoran acontecimientos determinados.

Escribo por impulso mis En Plural, unas veces coincide con un tema puntual, otras me remonto al pasado, o vuelo hacia el futuro. Año tras año, hago dos excepciones a la regla voluntariosa de escoger los asuntos de mi columna: el 11 de enero fecha de nacimiento del Sr. Hostos y el 11 de agosto, en que conmemoro su muerte.

Mis sentimientos y mis ideas sobre Eugenio María de Hostos son conocidos, pero me gusta reiterarlos, como una ficha de identidad, de coherencia también. Y lo hago hoy, no por tradición, sino porque es una forma de percibirlo vivo, a mi lado, enseñándome a pensar, y a decir lo que pienso.

No soy pasadista. A mis héroes y gurús favoritos no los evoco en homenajes vacíos, con ditirambos floridos y reverencias al mencionar su nombre, como se hace ante un tótems inmóvil y solemne.

Yo los evoco, conversando con sus libros, con sus obras, con la silueta no de su imagen física, sino de sus ideas, sus propósitos, las convicciones doctrinarias que guiaron sus acciones. Luego parto de esas visiones del mundo, y valoro sus logros, escribo sus consejos, y los contextualizo para adecuarlos al momento histórico presente.

Hice eso, una vez más, el pasado jueves 11 de este mes cuando se cumplieron 113 años de su muerte convocando más intensamente que otros días al Sr. Hostos, quise redefinir con él, como seguir honrándolo a mi manera, llamándolo a un encuentro.

Sé, y admiro con fuerza su posición antiimperialista, frente a España, y que apostó por la independencia de los pueblos, me imagino por eso que el temple de dignidad y de pasión por la libertad del Maestro, lo harían ser en el tiempo en que vivimos, un combatiente contra los imperialismos que siguen demostrando su feo rostro, no siempre físicamente como los invasores de 1916 y 1965 en nuestro país, sino con la inserción de costumbres, de músicas, de gastronomías exóticas que intentan quedarse en nuestros cerebros, para colonizarnos culturalmente.

Los que se dicen hostosianos, que se revisen a ese respecto.

Evoco igualmente al Sr. Hostos envuelto en ese otro fuego ardiente que consumió su vida: Predicar y ejercer una Moral Social que ahora no se menciona ni en las aulas, ni en el Congreso, ni en las Alcaldías, ni en la justicia; la vida pública y social dominicana están permeadas por la corrupción y el individualismo, ni Kant ni Hostos caben.

Recibo como mensaje severo en este encuentro, mantener viva la pertinencia de esa Moral Social que niegan tantos, absortos en la anomia ética propia del neoliberalismo.

En educación, porque he sido su alumna, pretendiendo con toda el alma ser su discípula, hablo con Hostos, en este aniversario, más fluidamente. Me siento cómoda imaginando que estudie en su Escuela Normal, que aprendí en ella a ser una buena maestra. Escucho como si en verdad estuviera sentada en un aula allá por los 1880, la voz serena del Maestro, convincente porque surgía de un conocimiento profundo, señalando la radical importancia de la formación docente, y haciendo nacer en lo que en él creemos, una responsabilidad y un amor por la docencia que, como si fuese cierto que lo hubiese oído, me acompaña y me guía en mis afanes de aprendiz-maestra.

¿Copiar punto por punto sus programas y conclusiones que leí en sus libros, lo que hacía en su vida privada y pública? Imposible. El mundo ha cambiado, hay un complejo nudo de problemas que antes no existían, las palabras no son suficientes en el aula, ahí están, retándonos, las TICS.

No es la misma agenda, los mismos sucesos, ni los mismos actores. Pero sí semejantes aspiraciones de justica y de equidad y las mismas, o similares angustias.

El contexto no es el mismo. Los textos de Hostos hay que estudiarlos más en su esencia que en su léxico y su estilo. Lo que permanece vigente es la necesidad de encontrarnos con el Maestro, para que en nuestras agendas siglo XXI estén presentes la Moral, la Razón, la conciencia del bien, la lucha contra el mal, la educación como instrumento de cambios.

Como siempre, este año digo presente en ese encuentro con el Señor Hostos.

Reviso mi agenda, sigo como usted maestro: “Escalando la montaña”.

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