Credibilidad

A la dirección del PRM y al excandidato Luis Abinader, les conviene acoplarse, poner los pies en tierra y acogerse al 35% de su desempeño en las urnas, si no quieren exponerse a perder espacio, credibilidad y hasta terminar marginados de los esfuerzos de diálogo que lidera monseñor Agripino Núñez Collado, con miras a un entendimiento de los principales actores políticos que ayuden a la gobernabilidad y al fortalecimiento democrático. En aras de reclamos que pueden ser legítimos, pero que lucen desbordados, mal puede la principal fuerza de oposición dar la impresión de que su principal interés no es el éxito del diálogo, sino mantener viva la confrontación, al querer imponer una agenda o reglas de juego que con mayor autoridad deben manejar el partido ganador de las elecciones y la figura de la Iglesia que hace de mediador. Un error en el que a simple vista cae el PRM es en el de sobrepasar la arrogancia a su tamaño e importancia real, cuando -ignorando plazos, capacidad humana y reglas bien claras - pretende suplantar instituciones o demandar que se cambie de un plumazo a todos los integrantes, como es el caso de la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y la Cámara de Cuentas. En el caso de la primera, se pide más: que se desmantele la parte técnica (¿). ¿Acaso nadie sirve ni es confiable allí? Pretender una “limpieza” , cuando se habla de “a todos”, sin que medie una evaluación del desempeño y del comportamiento del personal técnico, de magistrados y del equipo directivo de esos órganos públicos, sería como borrar su memoria histórica y dejarlos en cero. Eso no es bueno, ni justo ni serio. Ahora, en el caso de los jueces de la JCE y del Tribunal Electoral (después con las Altas Cortes), me resisto a creer que el PRM se oponga a que la recomendación la hagan los partidos políticos, que son los que van a elecciones y por los que vota la gente, para dejar el camino libre a la sociedad civil y a otros intereses mercuriales, que solo se representan ellos (¿).

Los que tienen la legitimidad, por el voto de la gente, son los partidos. De ahí que, en vez de torpedear y ver las cosas como un “reparto”, lo que el PRM debe hacer es buscar sus espacios, en base a lo que saco, recomendando lo mejor, que lo hay, como son los casos de los juristas Enrique García y Antoliano Peralta Romero.